La noche del domingo, Andrés Allamand siguió atento el Programa Tolerancia Cero donde la entrevistada era la ex ministra de Trabajo Evelyn Matthei.
Según cercanos al ex titular de Defensa, hubo especial expectación por la respuesta que entregó la candidata UDI respecto de su participación en el llamando Caso Drogas, un escándalo que sacudió a la derecha en 1995 y que para Allamand implicó perder la elección senatorial de 1997 y quedar por años con el estigma de ser adicto, a pesar de que ninguna imputación en su contra pudo ser comprobada y el acusador, el ex ministro de Pinochet, Francisco Javier Cuadra, pagó con cárcel el haberse hecho cargo de rumores sin sustento.
El domingo, sentado frente al televisor junto a su esposa, Marcela Cubillos, Allamand ratificó todos sus temores respecto de cómo sería una confrontación con su eterna enemiga y, explican en su círculo, ese hecho sería decisivo en las definiciones que hoy dará a conocer. Matthei en ningún momento admitió haberse equivocado en cómo abordó en la época este tema y tampoco desmintió que el ex titular de Defensa hubiera sido en ese entonces consumidor cocaína. Sólo se limitó a decir que ella no había hecho la acusación.
“Hubo personas condenadas. Fueron básicamente secretarias y junior, pero que había droga en el Congreso, desgraciadamente fue así. Y lo que había tratado de decir Cuadra es miren: el problema no es si esa persona consume o no consume droga si no hasta qué punto esa persona es vulnerable. Pero hubo una reacción a mi juicio equivocada, porque también yo creo que una persona que consume droga es una persona a la que hay que ayudar y tratar”, aseveró Matthei en el programa.
“Siempre he admirado que en Estados Unidos un cantante, una actriz, un político, puede decir ‘mire, me voy a internar en tan hospital porque estoy con una adicción’. Es mucho más lógico que las cosas se digan en público, no se le señalen con el dedo como que es el anticristo y que realmente pueda reponerse. Si al final todos tenemos caídas, todos somos seres humanos, entonces al final esa reacción del Congreso fue tan sobre reacción que empezó a tener una cadena que si hoy lo miramos diríamos: nos volvimos todos locos”, remató sin hacer ningún mea culpa.
Por lo mismo, destacan personeros de RN, la familia de Allamand rápidamente le hizo ver otra vez este punto -ya lo habían hecho durante la semana pasada- y sus hermanos y su círculo íntimo le insistieron en que no era sano revivir la guerra con Matthei independiente del método para elegir al candidato de la Alianza –que los partidos discutieron ayer- y le pidieron dar un paso al costado en la carrera presidencial e incluso evaluar la conveniencia de postular al Senado.
Aunque el personero, que tiene programada para hoy una conferencia de prensa, aún no le ha comunicado al partido lo que va a hacer, sus amigos aseguran que el fantasma del caso drogas le pena al momento de las definiciones más incluso que aparecer, otra vez, como una figura que genera división en la derecha. “Al no admitir culpa alguna por el Caso Drogas, Matthei demostró que todavía no aprende a tener límites. Eso es algo a lo que Andrés no puede exponerse”, sentenció un cercano a Allamand.
Así, y aunque la directiva ha insistido en nominarlo, esta vez Allamand estaría más cerca de dar un paso al costado que de seguir en competencia.
Ello pese a que ayer las directivas partidarias comenzaron una ardua negociación en el comité político de La Moneda que concluyó en el ex Congreso con la determinación de tener un candidato a través de primarias que la UDI desea que sean sólo de representantes elegidos –alcaldes, concejales, cores, diputados y senadores de ambos partidos- y que RN desea que sea abierta a todos los militantes e independientes, pero que excluya a todas las autoridades nombradas por el Gobierno. La discusión, en todo caso, podría ser inocua si Allamand desiste de competir y Carlos Larraín no consigue el Sí de Luciano Cruz-Coke que ha estado negociando en paralelo en estos días.
Allamand revisó cada arista de este debate, confidencian en su círculo, pero con la mente puesta en el costo personal de luchar con Matthei.
GUERRA FRATICIDA
“Esto no es una canallada… canallada es lo que me hicieron a mí hace dos años”, sentenció Matthei ante la prensa cuando en 1995 fue cuestionada por avalar los dichos de Cuadra a la revista Qué Pasa el 13 de enero de 1995: “algunos parlamentarios consumen drogas”. La hoy candidata hizo así referencia directa al Piñeragate, el episodio de espionaje telefónico a Sebastián Piñera que fue revelado por Ricardo Claro en televisión en 1992 a través de la célebre radio Kioto y que generó una hecatombe en la derecha cuando se comprobó que Matthei había facilitado a Claro la grabación en que el hoy Presidente operaba para perjudicarla. Ella terminó expulsada del partido, un golpe del que le costó reponerse.
Según consigna en su libro La historia oculta de la transición, Ascanio Cavallo, Matthei estuvo involucrada desde un inicio en el caso drogas luego de que se acercara a Cuadra, quien le dictó cursos de filosofía política en 1994, a pesar de haber estado en 1992 de parte de Piñera. Emplazado a dar nombres de los adictos, Cuadra se negó, pero ya circulaban en los medios que los involucrados eran Allamand, Alberto Espina, René Manuel García y el entonces senador Ignacio Pérez Walker.
Cuando Cuadra finalmente entregó el nombre de Allamand y el juez que llevaba la causa, Rafael Huerta, le pidió testigos, todos ellos fueron proporcionados por Matthei: testificó su hermano, Víctor Matthei; su ex jefe territorial, Luis Contreras; y Francisco Eguiguren, hijo de un ex jefe de campaña de la hoy abanderada de la UDI quienes aseguraron haber oído comentarios de terceros.
Finalmente, Cuadra es condenado a 540 días de cárcel. Además se comprueba que participó, junto con Matthei, en la falsificación de un video que intentaba vincular al DC, Juan Carlos Latorre, en la compra de drogas.
Allamand nunca superó el peso de la acusación. En la Senatorial del 97, Bombal usó el eslogan “Bombal barre con la Droga”, una alusión clara al ex ministro de Defensa que fue derrotado e inició su llamada travesía por el desierto. Y aunque en su entorno reconocen que en esta presidencial no ha hecho las cosas correctamente, en especial el día en que perdió las primarias con Longueira, también aseguran que esas rencillas menores no se comparan con la guerra sin cuartel que le podría dar Matthei por lo que preferiría no enfrentar a su eterna enemiga.