lunes, 30 de marzo de 2015

Chile y África: La historia de la luchadora internacionalista chilena María Cristina Pacheco en Mozambique entre 1981 y 1985

Entrevista con la ex militante del MIR chileno, MariCris Pacheco, en territorio del sureste africano.

“Quem luta nem sempre ganha, mas quem não luta perde sempre”
(Quien lucha no siempre gana, pero quien no lucha pierde siempre)

Por: Andrés Figueroa Conejo

María Cristina Pacheco fue militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) durante la Unidad Popular. De arteria solidaria y sin fronteras, y de profesión publicista, se convirtió en luchadora internacionalista entre 1981 y 1985 cuando participó en el proceso independentista y revolucionario que entonces vivía Mozambique, en la costa del Océano Índico, junto a África del Sur y frente a Madagascar.
Su palabra serena y segura se torna certeza y reserva poliética en tiempos donde la corrupción del sistema político dominante en Chile atiborra los medios de comunicación de arriba y de abajo y su credibilidad se derrumba ante la población nacional (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=196686).
La siguiente entrevista se ofrece en el marco del foro ‘La Mujer en la lucha Anticolonialista y Antiimperialista, a 40 años de la invasión marroquí al Sahara Occidental, ¿qué pasa en África, Chile y Venezuela?’ que se realizará el martes 31 de marzo, a las 18.00 hrs, en la Librería Le Monde diplomatique, calle San Antonio 434, en el centro de la ciudad de Santiago de Chile (https://www.facebook.com/events/1412794939028739/), donde entre otras mujeres, expondrá María Cristina Pacheco.

-¿Cómo una chilena termina colaborando con la transición al socialismo en Mozambique?

“Fue el cumplimiento del sueño de participar en un proceso de construcción socialista. En la segunda parte de los años 70’, los compañeros del MIR resolvieron que una buena cantidad de militantes que estábamos en condiciones de semiclandestinidad saliéramos de Chile, estuviéramos un tiempo fuera cobrando una mayor madurez política –yo era muy joven- y luego retornáramos a la lucha contra la tiranía.  Mi destino partidario fue Canadá donde debería permanecer un par de años cumpliendo algunas tareas. Al poco andar me sentí emplazada a marcharme a Nicaragua a la Escuela Cultural Sandino. Pasa que las contradicciones me matan. No soportaba la idea de permanecer en un país capitalista y tan ligado al imperialismo como Canadá. Pero aconteció que conocí al amor de mi vida, otro compañero chileno, y mediante un compromiso mutuo partimos a Mozambique.”

-¿Conocías lo que ocurría en África en general y en Mozambique en particular?

“Sinceramente, no. Arribé a un país donde recientemente había triunfado el Frente de Liberación de Mozambique (FRELIMO) mediante la guerra de independencia contra el colonialismo portugués. Los combates se libraron al norte de Mozambique, en Tanzania. Yo me informé lo más que pude sobre lo ocurrido, pero la literatura no tenía una relación ajustada a la realidad. Ahora bien, yo provengo de una familia muy empobrecida y la situación en Mozambique no me resultó ajena personalmente. Me reencontré con mi propia identidad y origen. Allí me enamoré de esa tierra y de ese pueblo.”

¿Cuáles fueron tus primeras impresiones?

“De asombro ante los vestigios vivos del colonialismo. Por ejemplo, todavía quedaban en las puertas de algunos hoteles de Maputo, la Capital, letreros que decían ‘No se aceptan perros, mascotas ni negros’. También me encontré con instrumentos de tortura propios de la esclavitud. No hay que olvidar el contexto en el cual se produce la independencia de Mozambique. En Portugal se realizó ‘La revolución de los Claveles’ el 25 de abril de 1974 (http://es.wikipedia.org/wiki/Revoluci%C3%B3n_de_los_Claveles), que terminó con la dictadura salazarista en ese país europeo. Entonces los nuevos gobernantes negociaron con el FRELIMO – que había nacido en 1962 y era de inspiración comunista- la salida del ejército portugués de Mozambique cuya independencia se declaró el 25 de junio de 1975. Allí asumió la presidencia Samora Moisés Machel, quien había luchado en la guerrilla. El problema fue que entre el 74 y el 75 hubo un año de tregua en el cual los portugueses contaron con el tiempo suficiente para quemar y destruir Maputo. Y yo llegué a la ciudad sólo cinco años después.”

Las tensiones al interior del Frente de Liberación de Mozambique

-¿Cómo evaluaste el FRELIMO?

“Mientras transcurría mi estadía y mi trabajo, un conjunto de compañeros/as advertimos que ya existían algunos síntomas de descomposición respecto del proyecto original, socialista y marxista. Al interior del Frente convivían sectores revolucionarios con otros no revolucionarios. En aquella época hegemonizaba la fracción revolucionaria y el que la lideraba era Jorge Rebelo, el principal comandante del Ejército de Liberación.”

-¿Y el pueblo?

“En el pueblo existía un sentimiento generalizado de mucha esperanza, alegría y deseos de participación. Sin embargo, me di cuenta de que la gente no alcanzaba a dimensionar el proceso que estaba viviendo.”

-¿Por qué?

“Porque fue una transformación radical y fulminante. Había mucha información que después de tanto tiempo de desinformación era muy difícil de decodificar, de reflexionar a esa velocidad de cambios. Lo cierto es que el pueblo estaba feliz de haberse independizado de los blancos. La independencia se produjo en un solo momento junto a la revolución. Lo que ocurrió tiene que ver con que la guerra de liberación se dio en el norte del país. En el centro y centro-sur la población permaneció prácticamente incomunicada durante ese período. Hay que pensar que en Mozambique convivían 32 lenguas, de las cuales dos eran las más usadas; que se trata de una sociedad compuesta de muchas tribus que en total sumaban entre 10 a 11 millones de personas, mayoritariamente campesinos/as. La ciudad de Maputo no fue territorio de guerra y fue levantada para los blancos. A su alrededor existía un cordón de miseria que antes de la liberación estaba formado por esclavos para el servicio y explotación de los 600 mil portugueses que vivían en la Capital.”

“Como en Chile nos habían mutilado con la dictadura, en Mozambique viví mi recomposición”

-¿En qué te desempeñaste y cómo era el trabajo en las condiciones que describes?

“Muy difícil. Sobre todo en materia de formación política. Como muchos/as internacionalistas, la izquierda chilena y de otros países se incorporó a distintas empresas del gobierno, según sus profesiones y oficios. Ahora bien, no todos/as eran pagados directamente por el Estado de Mozambique. De las aproximadamente 200 familias chilenas, muchos de sus miembros recibían altos salarios en dólares de la FAO (http://es.wikipedia.org/wiki/Organizaci%C3%B3n_de_las_Naciones_Unidas_para_la_Alimentaci%C3%B3n_y_la_Agricultura) y otros organismos dependientes de las Naciones Unidas.
Yo trabajé en la única empresa de publicidad y propaganda del Estado que dependía del Ministerio de Información. Me remuneraban poco y con moneda local. Era algo equivalente a 30 dólares mensuales. Yo lo entendía perfectamente, además de que las motivaciones que muchos/as teníamos eran profundamente guevaristas. Solidaridad, mucho trabajo y austeridad. Allí laboré junto a un cineasta argentino que era Montonero. Como buen argentino, el compañero era un futbolero de primera y llegó a ser el entrenador del equipo Costa de Sol, el más popular del país. Se trataba de uno de los revolucionarios más buscados en el mundo por la dictadura cívico-militar de Argentina.”

-¿Qué tareas recuerdas con más aprecio?

“Trabajamos en la confección de estadísticas para las exportaciones del país, que entonces eran básicamente algodón, azúcar, té, cajú. Claro que hoy se explotan minerales preciosos. También publicamos una revista para sensibilizar a la población sobre el cuidado de los pocos bienes que se producían, como los neumáticos. Todo Mozambique estaba empeñado en la producción, el trabajo, la construcción. Y debido a la enorme cantidad de lenguas que había, creamos  afiches visuales.
Me tocó estar allá para el IV Congreso del FRELIMO. De ese modo comprendí la importancia de la labor de publicidad y propaganda. A esa altura, como a nosotros en Chile nos habían mutilado con la dictadura, en Mozambique viví mi recomposición. Entendí plenamente que la razón de un revolucionario/a es el género humano, sin importar la geografía y el puesto en el que te toque combatir. Nuestro compromiso y el ejercicio de nuestra libertad rebelde no nos permitían otra posibilidad. Me tocó Mozambique y no fue casual. En ese territorio se luchaba por la creación de un proyecto colectivo socialista, por una identidad y horizonte nuevo y popular. Allí se concentró mi amor y lo mejor de mí. Yo me reencontré con la marginalidad en la que nací. Con la mediagua (habitación frágil de madera barata), con mi historia, con los recuerdos de ver a mi padre trabajando todos los días del año menos el 1º de enero, con mi pregunta infantil de por qué no conocía el mar.
En el marco del IV Congreso del FRELIMO yo solicité una pared para pintar un mural de la historia de Mozambique: desde la esclavitud y la colonia, hasta las marchas de liberación popular, y me dieron una muralla en la avenida principal de Maputo por donde pasarían las comitivas y delegaciones del país. Pero no quise hacer el mural yo sola. Lo pintamos colectivamente, con miembros del Comité de la Izquierda Chilena constituido de militantes del PCCh, el PSCh, de la Izquierda Cristiana, etc. Luego el gobierno me pidió las diapositivas sobre las que yo había trazado el mural para pasarlas en el cine. Hay que recordar que carecíamos de mucha tecnología, no teníamos fotografía en colores, así es que pinté cada diapositiva con plumones que había llevado conmigo desde Canadá. En fin. Un tiempo después fui a ver una película al cine y en la publicidad proyectaron mis diapositivas. Delante de mí unos mozambicanos comentaron que ‘Está bonito, pero el mural es muy latinoamericano’. Me quedé sin palabras.
Ahora, uno de los desafíos para los internacionalistas (‘cooperantes internacionales’) en Mozambique era que cada uno/a, desde su especialidad, formara a cinco mozambicanos/as. En nuestro caso, logramos formar a cuatro técnicos medios en artes gráficas.”

-¿Los conflictos internos del Frente se expresaban en tu lugar de trabajo?

“Sí. El director de la empresa donde yo me desempeñaba era un mozambicano blanco y contrarrevolucionario, el ‘Señor Morgadinho’. El argumento que se nos ofreció fue que faltaban cuadros (profesionales) para enfrentar la grave situación del país. El gobierno tuvo que aceptar quedarse con gente que lo único que estaba esperando era que se derrumbara la revolución para recobrar sus privilegios.”

-¿Y las relaciones habituales con el FRELIMO?

“Los internacionalistas teníamos derecho a voz. Sin embargo, las reuniones con nuestro encargado del Frente en mi base de la empresa publicitaria rara vez se realizaron. Eso comenzó a preocuparnos al compañero Montonero y a mí. En vez del responsable del FRELIMO, el ‘Señor Morgadinho’ dirigía las reuniones cada lunes de la semana. Al igual que en tiempos de la esclavitud, los trabajadores/as teníamos que esperarlo de pie en su oficina. No podíamos sentarnos hasta que él nos lo indicara. El compañero argentino y yo nos sentábamos de todas formas. ‘Yo vengo de un país donde hay otro tipo de esclavitud’, le expliqué ante su prepotencia. Entonces el sujeto se dedicaba a hablar de todos los problemas que había en el país, pero no en términos constructivos y para motivarnos, sino que para menoscabar al propio gobierno revolucionario. Ante su comportamiento sedicioso, yo comencé a tomar apuntes de cada cosa que decía. En una ocasión, el tipo en cuestión fue a la sala de trabajo a intentar colocar a nuestros hermanos mozambicanos en nuestra contra, tildándonos de ‘cooperantes aprovechadores del país’. A mí me llamó ‘rata de alcantarilla’. Fue el límite soportable. Partí a denunciarlo a la comandancia máxima del Ejército de Liberación. Yo pensé que era posible que simplemente fuera expulsada del país. No obstante, el segundo hombre de la fuerza militar mozambicana me lo agradeció. Dijo que si cada uno/a de los cooperantes internacionalistas notificáramos sobre las irregularidades ‘avanzaríamos un poco más rápido’. Posteriormente, mi amigo Montonero tuvo una discusión con el director contrarrevolucionario, quien cuestionó su condición de perseguido por la dictadura argentina, cuestionó las torturas que había sufrido y remató acusándolo de que él estaba en Mozambique con el fin de ‘llevarse nuestras riquezas’. El compañero argentino saltó de la mesa en la que se encontraba y se desgarró la camisa para mostrar las marcas imborrables de la tortura. Se le iba a ir encima al director, pero lo detuve por el riesgo de que fuera echado del país. Finalmente, el ‘Señor Morgadinho’ lo expulsó de la empresa. Después de que el compañero vagó de tumbo en tumbo por la ciudad, tuvo la fortuna de que justo en esos momentos se fue abajo la dictadura argentina y por fin pudo retornar al país donde nació el Che.”

Las mujeres de Mozambique por la monogamia

-¿Cuál era la situación de la mujer mozambicana?

“Inclusiva en las instituciones del Estado. Como los hombres, ellas tenían la obligación de cursar la primaria escolar completa y podían acceder a la política, agrupándose en la Organización de la Mujer Mozambicana, donde se congregaban mujeres de distintas tribus. También se formaron las aldeas comunales con el objeto de terminar con el tribalismo. En las aldeas se realizaba el trabajo común en el campo y al amparo de la reforma agraria. Empero, y al igual que en Chile y la mayoría de los países, por el mismo trabajo las mujeres recibían un menor salario que los hombres. Más allá de lo anterior, es preciso rescatar la figura épica de la guerrillera Josina Machel (http://heroinas.blogspot.com/2013/07/josina-abiatar-muthemba.html) que murió a los 25 años de edad, el 7 de abril de 1975. Todos los 7 de abril se conmemora el Día de la Mujer en Mozambique.”

-¿Y cuál era la demanda fundamental de las mujeres?

“Que los hombres fueran monógamos. Por tradición cultural y de acuerdo a la cantidad de tierras que poseía, el mozambicano podía casarse hasta con ocho mujeres. Las mujeres me explicaron muy francamente que cómo un hombre tenía derecho a tener hasta ocho mujeres si sólo contaba con un pene. ‘Si tuviera dos, podría tener dos mujeres’, me dijeron. La violencia contra la mujer se expresaba en esta clase de prácticas que significaban la destrucción de la autoestima y la dignidad elementales de una persona. El hombre hacía de macho reproductor y las mujeres, una tras otra, iban convirtiéndose en unidades económicas de trabajo agrícola. La monogamia era la lucha fundamental de la mujer mientras se sucedía una enorme migración del campo a la ciudad que multiplicaba los asentamientos urbanos en condiciones precarias.”

“El desafío de la emancipación humana de los pobres de la Tierra permanece intacto”

“En 1986, el Presidente Samora Moisés Machel sufrió un ‘accidente’ mortal en avión y asumió en su lugar Joaquim Alberto Chissano, de línea socialdemócrata. Su gobierno duró hasta el 2005. Fue el camino hacia el fin del proyecto socialista que estaba en el corazón de la guerra revolucionaria de los 60’ y comienzo de los 70’, y la imposición de políticas del liberalismo feroz que tan bien conocemos en Chile”, relata María Cristina.

-¿Y el Ejército de Liberación?

“Es una fuerza esperanzadora para los revolucionarios/as. Sin embargo, ya muchos que participaron de la guerra independentista y socialista fueron paulatinamente dados de baja, jubilados.”

-Tú partiste de Mozambique en 1985, ¿qué conclusiones sacas de esa experiencia?

“Me fortaleció en la convicción de continuar la lucha contra el capitalismo depredador y la dictadura financiera que se ha impuesto en el planeta. Hoy mi disposición cotidiana contra un sistema productor de miseria es más fuerte. El desafío de la emancipación humana de los pobres de la Tierra y de la construcción de una sociedad justa permanece intacto.”

lunes, 23 de marzo de 2015

Chile-Corrupción: La palabra de los trabajadores de SOQUIMICH

Entrevista con el Presidente de la Federación Nº 3 de SQM, Nelson Pérez Varas.
·        La crisis del sistema de partidos políticos y la institucionalidad dominantes más sonora y dramática desde el retorno de los gobiernos civiles analizada por los trabajadores de SQM.
·        “Cuando nos reunimos con alguna autoridad, ya no sabemos quiénes son los ‘buenos’ o los ‘malos’.”

“La corrupción de la política no tiene nada que ver con la moral o la laxitud de la moral de diversas personalidades políticas. Su causa es meramente material.”
Emma Goldman

Por: Andrés Figueroa Cornejo

La conducta ilegal y subsidiaria de la empresa Penta como de SOQUIMICH (Sociedad Química y Minera de Chile S.A., SQM) concertadas secretamente con el sistema político y el Estado chileno, amplificó en tiempo fulminante el descrédito  de la democracia antipopular y nepotista del país. Como pieza de plomo que se deja caer sobre una taza de leche y de acuerdo a las propias encuestas del poder, la inmensa mayoría de los chilenos/as desconfía estructuralmente del Ejecutivo, Legislativo y otras instituciones estatales.
Cuando se edita la presente entrevista, llegan noticias sobre el retiro, después de 14 años, del 32% de las acciones de los capitales canadienses de la Potash Corp que hacía parte vital de la concesionada SQM, dejando en la quiebra a la corporación y en la soledad de sus allegados al presidente del directorio de la compañía, Julio Ponce Lerou, ex yerno del tirano Augusto Pinochet. Ponce Lerou posee el 27% de las acciones y el resto está en manos de las privadas Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) y de accionistas minoritarios. Sólo unos días atrás y bajo presión de los hasta hace algunas horas accionistas canadienses, salió de la firma quien fuera miembro de la empresa durante un cuarto de siglo y su gerente general, Patricio Contesse, ex aliado de Ponce.
Asimismo, la intriga cobró un escándalo sísmico el 17 de marzo, cuando el fiscal del caso, Sabas Chahuán, quiso efectivizar la solicitud para revisar la contabilidad de SQM la que fue paralizada con argumentos peregrinos por el Tribunal Constitucional (los guardianes de la Constitución o reflejo jurídico del capitalismo de vanguardia que impera desde la dictadura militar). Por su parte Chahuán replicó que su investigación no se reduce a delitos tributarios, sino que establece crímenes contemplados en el Código Penal, como defraudación, contrato simulado, apropiación indebida, fraude de subvenciones y cohecho, entre otros.
Hasta ahora el develamiento de la corrupción sistemática que pone bajo luz de mediodía la colusión perversa entre el gran capital, las dos fracciones del partido político único –Nueva Mayoría y Alianza por Chile- y un buen número de burócratas es charla obligada y estupor para la población. Pero todavía falta conocer la posición de los propios trabajadores de SOQUIMICH.
La siguiente entrevista con el Presidente de la Federación Nº 3 SQM, Nelson Pérez Varas, se realizó a pocas calles de La Moneda, la plaza donde sus inquilinos/as tiemblan ante la celeridad de los acontecimientos y sus efectos. Ni siquiera la fumarola del volcán Villarrica (repetida una y otra vez por la televisión para distraer a la opinión pública) es capaz de desplazar la tensión social que derrama malestar colectivo por minuto.
Chile es el principal productor de carbonato de litio del planeta, tanto por su cantidad, calidad y bajo precio. El litio es el mineral con más alta demanda para la creación de tecnología de punta en todas las industrias de las economías primermundistas, incluyendo la bélica, por supuesto. La expoliación extractivista del carbonato de litio en los yacimientos del Norte Grande del país (segunda región de Antofagasta) mediante la súper explotación de sus trabajadores es la fundamental fuente de ingresos de SQM. En esa área de la compañía se desempeña desde hace 18 años el líder sindical Nelson Pérez Varas.

“SOQUIMICH hace y deshace con los trabajadores y con el gobierno”

-Tú, Nelson, y otros dirigentes sindicales de SQM son luchadores sociales probados. ¿Cómo evalúas en términos generales el “síndrome” SOQUIMICH que conmociona al país?

“Hace 5 años la gente no tenía idea de que SOQUIMICH hace y deshace con los trabajadores e incluso con el gobierno.  Durante mucho tiempo como trabajadores de SQM, golpeamos puerta tras puerta para que nuestras denuncias fueran escuchadas sin obtener resultados. Recién ahora, a través de la prensa, los chilenos/as se han enterado de que la empresa tiene un verdadero prontuario de demandas de todo ámbito: en la Contraloría General de la República (http://es.wikipedia.org/wiki/Contralor%C3%ADa_General_de_la_Rep%C3%BAblica_de_Chile), en el Consejo de Defensa del Estado (http://es.wikipedia.org/wiki/Consejo_de_Defensa_del_Estado_de_Chile) , en la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en los Tribunales de Justicia, en la Corte Interamericana de Derechos Humanos (http://es.wikipedia.org/wiki/Corte_Interamericana_de_Derechos_Humanos) .”

-¿Qué demuestran esas demandas y presentaciones en semejantes organismos sin que a SQM nunca le ocurra nada?

“Que SQM tiene un enorme poder en Chile. Las 39 boletas de Penta-SQM publicadas recientemente en la prensa (http://www.cooperativa.cl/noticias/pais/politica/caso-penta/sqm-pago-durante-2010-a-39-personas-vinculadas-a-la-politica/2015-02-23/115526.html) y que fueron dineros para campañas políticas para candidaturas de todos los colores partidistas de la ex Concertación y de la derecha tradicional, y para sobornar a funcionarios públicos, apenas son la punta del iceberg del modo en que opera la compañía. En esa lista de 39 personas aparece hasta el Director del Trabajo de Antofagasta, que corresponde a un alto cargo del Estado y que nos concierne directamente como trabajadores de SQM.”

-De los nombres de los “beneficiados” hasta ahora publicados por los medios con información de la empresa, que son un porcentaje mínimo de la totalidad que no debe estar durmiendo tranquila en sus casas, ¿cuáles personajes estimas más graves?

“¿De los de antes o de los de ahora? De los de antes se encuentra el subgerente general de SQM, hermano del ministro de Minería de la administración de Sebastián Piñera, el cual también tuvo acciones en la firma. Entonces yo como dirigente sindical reclamaba en la Inspección del Trabajo mientras que la ministra de esa cartera, Evelyn Matthei (http://es.wikipedia.org/wiki/Evelyn_Matthei) , hija de un miembro de la junta militar de la dictadura, no nos recibió jamás. Por ello  resolvimos presentar una demanda en la OIT.”

“SQM le debe al Estado de Chile 9 millones de dólares más intereses”

-¿De quién es SQM?

“SOQUIMICH fue nacionalizada por la Corporación de Fomento de la Producción (CORFO) en el primer año del gobierno de Salvador Allende. Pero en 1983 la dictadura comenzó su proceso de privatización. El propio Ponce Lerou fue uno de los responsables de liquidar las propiedades de la CORFO e inmediatamente, él mismo compró las acciones de SQM a precio ridículo, si es que pagó algo, claro. Las tierras sí son del Estado. Por eso funciona un sistema de concesión.”

-En Chile concesión es sinónimo de privatización, en todo caso…

“En efecto. La famosa concesión es renovada cada cierta cantidad de años a cambio de una suerte de arriendo de las tierras. Pero aquí hay otro problema. La CORFO demandó a SQM por las platas que no le ha cancelado por concepto de la concesión que fue entregada a Ponce Lerou desde 1993 hasta el 2030. SQM le debe al Estado de Chile 9 millones de dólares más intereses hasta el día de hoy.”

Carbonato de litio o el cobre blanco

-¿Qué clase de carbonato de litio se exporta en Chile?

“Principalmente el que luego de su extracción aquí, fuera del país se convierte en litio 6 y litio 7. De 183 metros cúbicos de salmuera se extrae una tonelada de carbonato de litio. La salmuera es una especie de agua mineralizada que está naturalmente en los salares de Atacama, en la región de Antofagasta. Sin embargo, para sacar una tonelada de litio metálico, se necesitan 5,5 toneladas de carbonato de litio. Se supone que el Salar de Atacama de SQM (81 mil hectáreas) contiene 7,5 millones de toneladas de material que, al actual nivel de explotación, se le proyectan 1.500 años de vida. El problema es que cuando se arranca el carbonato de litio indiscriminadamente, como ocurre, las comunidades originarias de la zona plantean que se están perdiendo las napas subterráneas de agua. El impacto ambiental para la gente es brutalmente negativo.”

-¿Cuántas empresas explotan litio en territorio chileno?

“SQM y una transnacional norteamericana. Se trata prácticamente de un monopolio.”

 “SQM es una industria de la corrupción”

-¿Quién respalda a SQM?

“Como trabajadores vemos claramente que la empresa tiene problemas graves con el gobierno y no comprendemos por qué el Estado sigue avalándola para que continúe enriqueciéndose a costa de territorio chileno y de obreros. Sin contar el “caso cascadas” (http://www.horizontalchile.cl/publicaciones/caso-cascadas-de-sqm/) que dañó a las AFPs –que ya perjudican a los trabajadores/as- y, por ende, a las pensiones de los trabajadores/as en general. Por otra parte, el conflicto arbitrado entre la CORFO y SQM se produjo cuando el actual presidente de la estatal Metro Chile, Rodrigo Azócar, estaba de gerente comercial de la CORFO. Nosotros hablamos con Azócar y él nos aseguró que presentó una demanda contra la compañía con el fin de que la firma devolviera las tierras al Estado. Eso nos lo dijo junto a los sindicatos de trabajadores canadienses con los cuales habíamos tomado contacto hace un tiempo. Los compañeros canadienses estaban tremendamente asombrados por todos los delitos que acumula SQM y por la impunidad con que opera respecto del gobierno.”

-¿Y cómo ha sido la lucha de los trabajadores de la compañía?

“Durísima, como suele ser en Chile. Nos ha costado muchos trabajadores ganarle algún juicio a la empresa. Ante cualquiera de nuestras medidas, la compañía nos golpea con el artículo 161 del código del trabajo que permite despedir a los trabajadores que el empresariado quiera sin tener que esgrimir ninguna razón. En nuestra situación se comprobó que la gente fue lanzada a la calle por persecución. Lo han dicho los propios tribunales.”

-Ustedes han presentado un conjunto de denuncias a organismos internacionales…

“En el caso de la OIT ni siquiera nos han contestado. Incluso sostuvimos una cita con el actual subsecretario del Trabajo, Francisco Díaz (ex secretario general del Partido Socialista de Chile), donde nos informó que la respuesta de la OIT demora un año (!). De todos modos la OIT sólo tiene la facultad de recomendar y no de dictaminar. Después de eso hicimos una presentación en la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Sin embargo, tampoco tenemos respuestas.”

-¿Qué piensas que pasa ante las gestiones que ustedes han hecho?

“Desde que tengo memoria que SQM tiene la estrategia de dilatar las cosas. ¿Para qué? Para seguir ganando a manos llenas por un lado, y para hacer algunos movimientos como el de pasarle dinero al Director de la Inspección del Trabajo de Antofagasta hace tres años. La receptora judicial de Iquique también estaba metida entre las “beneficiarias” de la firma, como lo probamos mediante otros de nuestros sindicatos. Nosotros y toda la población del país necesitamos que se realice y transparente la investigación del Ministerio Público para saber cuántas personas del aparato jurídico-laboral están comprometidas con los intereses de SQM.”

-Resulta increíble hasta dónde llega la mano de la compañía…

“SQM tiene una red de apoyo poderosa. Es una verdadera industria de la corrupción.”

El trabajo, las persecuciones, los despidos

-¿Cuáles son las condiciones de trabajo en SQM?

“Ha habido varios muertos por explosiones. De hecho, les llevamos a los accionistas canadienses una enorme cantidad de violaciones a los derechos laborales. Ellos manifestaron un total desconocimiento de esas situaciones. Así también, cuando empezamos por cuenta nuestra a realizar las investigaciones estadísticas sobre muertes, mutilaciones y accidentabilidad laboral, astutamente la empresa nos cambió de un día para otro de la Mutual a la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS). Sólo con la presión que hicimos sobre la empresa conseguimos que invirtiera relativamente más en la seguridad de los obreros. Ahora bien, yo puedo hablar con autoridad plena respecto de las condiciones de trabajo de nuestros compañeros en la planta de carbonato de litio y del Salar de Atacama –que son las explotaciones que más utilidades producen-, independientemente de que, al igual que en el retailer, SQM funcione mañosamente con distintas razones sociales y en la realidad se trate de los mismos dueños. Existe una persecución permanente contra los dirigentes y los trabajadores. No reconocen a los dirigentes legalmente elegidos. Y mientras más gana la empresa, menos paga a los trabajadores. La rotación laboral es altísima. El gerente de la planta del Salar de Atacama, Juan Carlos Barrera, es un tirano a tiempo completo.”

-Tú representas al sindicato de trabajadores no sólo que mantiene económicamente a SQM, sino que al sindicalismo que lucha por los intereses genuinos de sus asociados, ¿qué ocurre con otras agrupaciones de la empresa?

“Lamentablemente hay muchos sindicatos funcionales  a los intereses de la firma. La gente está hastiada de esos ‘dirigentes’. Pero pasa que el trabajador que se sienta a comer a mi lado es despedido. Le tienen prohibido a los obreros que se junten con nosotros. Sólo entre diciembre de 2014 a febrero de 2015 han finiquitado a 76 personas. Tuvimos que resolver no entregar la lista de socios sindicalizados porque ello representaba cesantía segura. Entonces la empresa comenzó a cortar gente a discreción. El trato es tan malo que en el boletín del 2014 que publicó la Inspección del Trabajo, SQM apareció como la segunda peor empresa de todo el país. ¡Y eso que producimos una de las riquezas estratégicas de Chile! Con el agravante de contar con el aval del Estado. Cuando fue la licitación de la explotación de litio, la empresa presentó documentación falsa; explota terrenos que están fuera de los límites de las concesiones; no paga lo que le debe al Estado; protagonizó el ‘caso cascadas’; etcétera, etcétera.”

“SQM es una mafia hecha y derecha”

-¿Por qué crees que el Estado protege a SQM?

“Nosotros decimos que el que nada hace, nada teme. Debido a ello resulta increíble que el Tribunal Constitucional haya detenido las acciones del fiscal Chahuán. Hay que considerar que apenas se mostraron 39 boletas ilegales de las 246 entregadas al Servicio de Impuestos Internos sólo correspondientes al 2009. Como todo el mundo, nosotros pensamos que aquí se está intentando ocultar algo demasiado grave a nivel país. Cuando nos reunimos con alguna autoridad ya no sabemos quiénes son los “buenos” o los “malos”. La empresa ha comprado hasta los abogados contratados por nuestros sindicatos. Una abogada que supuestamente estaba para defendernos, terminó trabajando para SQM. ¿En quién podemos confiar? SQM es una mafia hecha y derecha.”

-SQM parece actuar por sobre las leyes, los demonios y los dioses…

“La empresa siempre ha hecho lo que ha querido. Con dinero compra lo que le plazca. Y sus abusos contra los trabajadores dignos son carniceros. Nuestro dirigente sindical, Marcos Plaza, que combatió como león por los obreros y por la verdad fue despedido a fines de 2014 sin recibir finiquito ni indemnización legal alguna. Paralelamente, el ex gerente general de SQM y parte de la corrupción institucional, Patricio Contesse, fue sacado de la empresa con un pago millonario a modo de ‘tapa-boca’ para impedir la repetición de lo ocurrido en el caso Penta.”

-Apropósito de Penta-corrupción, ¿el grupo Luksic tiene algún nexo con SQM?

“Lo único que sé es que SQM le vendió tierras por 80 millones de dólares al grupo Luksic donde ahora existe una planta minera de cobre de su propiedad. En Chile los empresarios se cubren las espaldas entre ellos.”

El sindicalismo necesario en Chile

-¿Y los trabajadores?

“Carecemos todavía de esa unidad. Falta la solidaridad y la unidad de acero que alguna vez sí existieron en Chile, pero que la dictadura y el continuismo de los gobiernos civiles acabó por destruir. El sindicalismo tiene el deber histórico de retomar los principios de la Central Única de Trabajadores de Clotario Blest. Los dirigentes/as debemos predicar con el ejemplo, poniendo el cuerpo. Hay que romper el egoísmo y ser insobornables. Tenemos que conducirnos con absoluta independencia del empresariado. Liquidar el sindicato por empresa y conquistar la negociación por rama de servicios e industrias.
Hoy mismo, por lo menos los trabajadores estatales del cobre y del petróleo deberían exigir que se efectúe la contabilidad de los libros de SQM. Las confederaciones y multisindicales, la misma cosa. E incluso, más que únicamente exigir, los trabajadores/as organizados/as, por pobre que sea el porcentaje de sindicalización que haya actualmente, deberían estar en la calle haciendo la huelga. El pueblo trabajador está obligada a transformar la actual situación. Por nuestros hijos y por nuestros nietos. Esta cuestión nos impacta a todos/as y es una política empresarial contra la mayoría popular. Y sólo los trabajadores pueden liberar a los trabajadores. Es irónico que los asalariados que más nos han ayudado sean los canadienses y no los de Chile. Y es más irónico aun cuando los mismos sindicatos de Canadá, Alemania o Suiza nos confiesan que ellos se inspiraron en las luchas de los obreros chilenos durante los 60 y el período de la Unidad Popular para organizarse.”

-En medio de este combate, ¿qué satisfacción te va quedando?

“Demostrarle a la sociedad cómo se desenvuelve realmente SQM. Antes sólo nosotros sabíamos cómo la empresa nos explota, hace añicos el medio ambiente y extorsiona y se colude con los gobiernos y el Estado. Ahora lo sabe todo el mundo. Mira, yo pertenezco a la clase obrera y siempre seré leal a mi clase. Estoy seguro de que me van a despedir de la empresa en cuanto pueda. No me importa. Yo tengo las manos limpias y jamás le he pedido nada a la compañía. Para movilizarnos hemos tenido que fabricar los recursos con actividades sociales y con la venta de pan con salchicha barata. ”

-¿Qué consecuencias crees que tendrá esta seguidilla de escándalos de corrupción y de la colusión de la política dominante y el capital en la sociedad del país?

“Lo primero es que después de todo esto, la gente ni siquiera va a participar de las elecciones. Se desplomó la confianza del pueblo trabajador en la institucionalidad. Ni hablar de darle crédito a la reforma laboral.”

-¿Y qué pasa con la presidenta Bachelet?

“Ella puso al responsable del Servicio de Impuestos Internos. Si no hace su trabajo, al igual que a cualquier trabajador, debería echarlo. ¿Por qué no lo hace?”