lunes, 16 de mayo de 2011

Respecto de los últimos sucesos y manifestaciones aparecidos en los medios


Es curioso ver la capacidad de las organizaciones medio ambientalistas para alzar, de un momento a otro, a miles de personas, ciudadanos, en el corazón de Santiago, en protesta por decisiones tomadas por el gobierno en materia energética. Éstas organizaciones no se autoproclaman como organizaciones puramente políticas, es más, algunas de ellas pretenden distanciarse de colores políticos. Lo sorprendente es precisamente porque las organizaciones auto catalogadas como políticas, luchadoras, conscientes, defensoras del pueblo, y que están estructurada en cientos de formas y tipos de organización, no tengan la misma capacidad de convocatoria ni movilización, y ni siquiera estén cerca de ello. Obviamente aquí hay que hacer una distancia importante acerca de la última movilización estudiantil realizada por la CONFECH, que convocó a más de 25 mil personas a la calle. La distancia es precisamente porque es un fenómeno expresivo de la sociedad civil que no se veía desde la revolución de los pingüinos, ya hace mas de 5 años.
Recuerdo que hoy viendo la tele pensaba que, ojalá todos se hubiesen movilizado tan espontáneamente por la tortura en la Araucanía, cuando Eduardo Miño se incendió vivo frente a La Moneda por la brutal realidad de la salud pública y la explotación laboral, cuando engañaron a los estudiantes con la LGE, cuando se negó el "royalti" minero, cuando se asesinó a jóvenes luchadores en los últimos gobiernos de la concertación, cuando se aplicó la ley anti terrorista de manera injusrificable, cuando nos damos cuenta de que nuestro sistema de elecciones populares es internacionalmente reconocido como antidemocrático. Cuando sabemos que  $hile hay niños que no tienen que comer, que se enferman en el invierno porque se les llueven las mediaguas, las “casas chubi” y que luego no tienen como costear una salud decente. Hay jóvenes, que viven sumergidos en la droga, delincuencia y prostitución, en $hile, (y lo reitero) Eduardo Miño se quemó frente a la moneda por no tener medios para curarse de la asbestosis, y por el pasmoso silencio de las autoridades frente a tal crimen político-social, por el pasmoso silencio de los profesionales, de los estudiantes y de la comunidad en general, porque de repente olvidamos que teníamos boca; y esa ética y esa moral tan manoseadas se quedaron en el cubículo del confesorio. Aquí podría terminar con mis dedos acalambrados de tanto enumerar trágicas, traumáticas, violentas, irreconciliables y surrealistas realidades (es contradictorio, pero así no más es.). Pero solo escribo porque me autodenomino aspirante a revolucionario, porque creo en otro tipo de sociedad, porque creo en otro tipo de relaciones humanas, porque todos los días cargo un corazón partido en cientos de arrugados pedazos que algo de mi sangre guardan, al ver pasar el mundo que hemos construido, de esta manera delante de mis ojos y de los ojos millones de personas; no revolucionarios; no de buenos y malos; sino que personas, de humanos, Aunque cueste creerlo, precisamente de humanos. Ojalá todos tuviéramos la capacidad de autodeterminación colectiva que se ve en estos momentos en los medios, ojalá los “medio ambientalistas” sepan que hay miles de realidades tan trágicas o incluso mas, que la de hidroaysen; realidades que involucran sueños, niños, abuelos, familias completas, sentimientos, frustraciones, vidas enteras de esfuerzo y sacrificio, en el frio y en la rabia, en el cansancio y la impotencia, en el pudor y en lla frustración. Ojalá todos los profesionales y estudiantes, todos los jóvenes, viejos, religiosos y deportistas pudiéramos despertar ese “no sé que” que nos puede volver tan humanos y tan extrañamente valorables como vidas, como cuando estamos en compañía de un ser querido, cuando nos entristece un animal abandonado en la calle o cuando logramos conectar aunque sea por unos minutos la cabeza y el corazón, para volver a sentir pensando, o a pensar sintiendo. Creo en mis ideales, Estoy completamente convencido con los valores y toda la amplitud moral del ideal de la revolución popular, pero a lo revolucionarios, además debe convencernos la idea de que son conceptos hechos para ganar, para abatir a la injusticia de manera concreta y real, de manera peretua; conceptos basados tanto en el método científico, como en la moral e ideología resistente y transformadora, no sólo están ahí para encontrar una forma romántica de vivir la vida. Yo quiero ganar y quiero que mi pueblo gane.

PRENSA GRÁFICA CALLEJERA 

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