En un reportaje del diario "La Segunda" del día viernes, devela los focos de corrupción dentro de los recintos penitenciarios entre presos y gendarmes. En estos focos de corrupción se detallan desde el valor de los anafes, los cupos para los microondas y hasta el valor de un "Pito de Marihuana".
Una bocanada de humo de un cigarrillo compartido. Así de simple y efectiva es la forma en que suelen pactar sus compromisos los gendarmes con los presos en las cárceles.
Especialmente cuando se trata del escandaloso mercado negro que les permite a los vigilantes hacerse de un ingreso extra y a los condenados, gozar de algunos privilegios para pasar la vida en "cana" de manera más amable.
Pese a los esfuerzos de Gendarmería y su política de "tolerancia cero" a la falta de probidad, autoridades y dirigentes gremiales reconocen que aún perduran prácticas corruptas en algunos funcionarios.
«La Segunda» conversó con ellos, también con reos y abogados de la plaza, para reconstruir este negocio ilícito, conocer sus precios y saber qué se está haciendo para combatir estas malas prácticas, que permiten a algunos condenados incluso actualizar su Facebook a pesar de estar tras las rejas.
Se trata de una práctica distinta a los quioscos (economatos) que poseen los penales -administrados por gendarmes- en los cuales los reos pueden adquirir productos permitidos (pasta de dientes, alimentos, etc).
Retiran balones de gas... y el negocio es el nicrón
El incendio en la cárcel San Miguel en diciembre de 2010 demostró a la ciudadanía que en el interior de las cárceles era común el manejo de balones de gas por parte de los presos. Un producto que autoridades anteriores de Gendarmería habían intentado retirar, pero sin éxito: Detrás había un negocio, y sacarlos implicaba cercenar una entrada extra que se podían hacer los funcionarios.
La actual autoridad ha logrado de a poco retirarlos de circulación, lo que cambió el giro del business : hoy se transa nicrón -la resistencia de alambre para fabricar anafes artesanales y así calentar los alimentos- por el cual se desembolsa entre $30 mil a $40 mil. También es posible adquirir "cupos" para ingresar microondas.
La carga en el consumo eléctrico ha sido tal -sumado a otras adquisiciones que requieren uso de esta energía-, que Gendarmería destinó $180 millones para un primer estudio que proponga mejoras en los diseños de los sistemas eléctricos en las cárceles del país, por el riesgo que esto trae consigo.
Estos productos nuevos se suman a otros ya tradicionales: Las "pepas" (pastillas por $5 mil la unidad), alcohol (cuyo "peak" de transacciones son las noches antes de feriados y de fines de semana), marihuana y celulares (incluido los smartphones).
El mercado es tan fluido, que sólo el año pasado se pesquisaron 14 mil teléfonos celulares al interior de las cárceles, 2 kilos de pasta base, 4 kilos de cocaína, 6 kilos de marihuana y 9 mil litros de chica artesanal. Pero uno o dos meses después de los allanamientos otra vez los aparatos móviles hacían nata en los penales.
De hecho, entre las fuentes consultadas fue posible determinar una "tabla de costos" por tipo de penal (clásico, concesionado o de alta seguridad) para conseguir estos extras: Un preso debe tener entre $80 mil y $200 mil al mes para financiar estos productos (ver tabla adjunta).
Esta eventual corrupción fue incluso analizada en la comisión de la Cámara de Diputados que investigó las razones del incendio del penal de San Miguel. Ante ella, según el informe final de esta instancia, el ex capellán de Gendarmería, padre Nicolás Vial, reconoció que "el ingreso y consumo de droga, así como el tráfico de celulares al interior de los penales generan una especie de caldera de alta presión, muy peligrosa, en continuo riesgo de estallar porque es un círculo vicioso, y virtuoso para algunos".
Los focos de la corrupción en Gendarmería nadie los niega. Ni sus principales autoridades institucionales, ni las asociaciones que representan a los mismos gendarmes, sean oficiales o suboficiales.
El presidente de la Asociación Nacional de Oficiales Penitenciarios (ANOP), José Maldonado , reconoce que "no podemos tapar el sol con las manos. Existe la corrupción, el narcotráfico, que está tratando de permear la institucionalidad, tal como les pasa a Carabineros o a Investigaciones".
Para el presidente de la Asociación Nacional de Suboficiales de Gendarmería (Ansog), Juan Alarcón , "la percepción de que hay una creciente corrupción es por un tema de formación de la escuelas matrices , porque están muy permeabilizadas por personas externas, políticamente designadas y que lamentablemente no concurren a lo que debiese ser una entidad uniformada. Aquí, lo que el Gobierno tiene que entender es que Gendarmería no es un servicio más, sino que debe ser tomada como una institución".
Director de Gendarmería: "Las cárceles no pueden ser centros de negocios"
"Desde que asumí la dirección nacional uno de los objetivos que instruí es que las cárceles no pueden ser centros de negocios. Las personas que están al interior de los penales están para cumplir condenas. La comisión de delitos al interior de recintos penales no está permitida, nuestra política es de tolerancia cero", asegura el director de la institución, Luis Masferrer, quien desde que llegó al puesto inició un trabajo de limpieza interno que implicó dar de baja a 137 funcionarios (entre oficiales y suboficiales) por faltas a la probidad como cohecho, estafa, abandono de servicios, ingreso de elementos prohibidos y hasta tráfico de droga.
Razones: Contacto con grupos criminales, la droga y trastornos del sueño
Según los dirigentes gremiales -que no justifican la corrupción- son múltiples las razones que llevan a los celadores a coludirse con los presos.
El contacto con la droga, los trastornos del sueño (por el tema de turnos), el desarraigo familiar, más el contacto con grupos criminales hacen que estos uniformados terminen siendo permeables a las tentaciones.
De hecho, hay mayor preocupación hoy por el poder corruptor de los grandes narcos detenidos, que son capaces de ofrecer hasta medio sueldo de un gendarme para conseguir sus favores, según reconocen en off algunas autoridades consultadas.
El abogado Carlos Quezada, quien asesora a la Confraternidad de Familiares de Presos Comunes (Confapreco) desde hace más de diez años, plantea que los presos buscan ingresar cosas para comunicarse con el exterior, planificar fugas o pasar el tiempo.
Agrega que en tras esta situación hay dos problemas claros. El primero que "ante la ausencia de personal, mandan a chiquillos de 18 años a penales de alta complejidad, como Colina II, en circunstancias de que ahí deberían estar destinados funcionarios de mayor experiencia"; y lo segundo, que "al no existir una política institucional de comunicación al exterior, los presos están obligados a recurrir a los gendarmes para hacerlo, ya sea por la vía legal, al pedirles que les faciliten un teléfono de la unidad, hasta que le ingresen un celular".
Y para eso no trepidan en recursos, aunque los favores resulten cada vez más caros. Por ejemplo, dado que en los penales concesionados los reos no pueden esconder elementos, surge la figura del "arriendo". Lo explica Quezada: "El gendarme entra con un teléfono que lo arrienda por $20 mil la noche o mientras dura su turno. Cuando se cambia el turno, el gendarme viene y se lo lleva".
Reforzando la ética y la probidad
Para el director de Gendarmería, Luis Masferrer , además de "limpiar" la institución, su gestión pretende "mejorar las condiciones laborales de sus funcionarios y para eso logramos anticipar la entrada en vigencia en nueve meses de la ley que aumentó la planta y moderniza la institución".
Eso implicará que al 2015 ingresarán cinco mil gendarmes nuevos (mil por año): Aumentará casi en 50% la dotación de funcionarios.
Los esfuerzos apuntan también a otras áreas: Este año ya han capacitado a 760 funcionarios en ética y probidad; están haciendo un Código de Etica Penitenciaria ; se modificará la malla curricular de las escuelas matrices y se publicó en el Diario Oficial un reglamento de prevención y control de drogas que hace obligatorio el test a los funcionarios en un sistema aleatorio anual, que implicará tomar muestras a un 3 o 4 % de la planta 1, 2 (los gendarmes) y directiva, además de 1 a 1,5% al estamento de técnicos.
Pero la preocupación de Masferrer no sólo apunta a detener la corrupción (para lo cual potenció el Departamento de Seguridad de la institución), sino que también a que surjan otros riesgos que puedan derivar en una nueva tragedia como la de San Miguel.
Como ejemplo, están las mejores que harán a los sistemas eléctricos, mientras que para el uso de celulares "hicimos una licitación para bloquear llamadas que empieza a operar en diciembre en Colina I, Colina II y la ex Penitenciaría (incluida Cárcel de Alta Seguridad). La idea es bloquear los aparatos al interior de la unidad, con la capacidad de interceptar mensajes de textos, definir números de fonos: Es decir permitir salidas y dar respuesta a mensaje y luego poder hacer denuncias al Ministerio Público", explica.
Texto: Viviana Candia y Felipe Díaz
PRENSA GRÁFICA CALLEJERAFrancisca E.
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