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Se trata de un
número indeterminado de piezas, la mayoría de las cuales estaban en el
denominado panteón Quepuca, que tenía los restos de unas 25 personas, el cual
quedó bajo 60 metros de agua por el llenado de la represa de la empresa Endesa.
Las familias
pehuenches, junto con pedir la exhumación de las osamentas del cementerio,
exigieron la devolución del material – que habría sido retirado antes de la
inundación por profesionales de una universidad, con el aval de la generadora-
sin la respectiva autorización.
Julio Anativia,
director regional de la Conadi, admitió que faltó información a las familias de
parte de las instituciones y de la generadora sobre la ubicación de dichas
piezas arqueológicas.
Según
el directivo, ahora se está en pleno proceso de recopilarse cada una de las
piezas que fueron sacadas de Alto Biobío para procurarles un destino final, en
común acuerdo con las familias.
Mientras tanto, se espera que dentro de
las próximas semanas se conozca la respuesta del Gobierno a la contra-propuesta
presentada por las familias afectadas por las inundación de su cementerio
pehuenche, luego que se descartara la posibilidad de exhumar los restos debido
al alto costo y a lo peligroso de la maniobra.
Dicha propuesta considera una serie de compensaciones y
reivindicaciones por el daño causado tras el llenado de la represa, hecho
ocurrido hace prácticamente una década en Alto Biobío.
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