Los directivos de la Universidad del mar conocían las irregularidades y malos manejos que existían en la casa de estudios, cuyo cierre fue solicitado por el ministro de Educación Harald Beyer.
Así se desprende de un correo electrónico que el ex director del plantel, el abogado Alejandro Leiva, envió el 5 de septiembre 2011 a los miembros fundadores, realizando un descarnado análisis de las situaciones anómalas que se vivían en el establecimiento y que fue revelado hoy por "El Mercurio" (acceso con registro).
El e-mail tiene por objeto hacer saber a Mauricio Villaseñor, Héctor Zúñiga, Raúl Baeza y Sergio Vera; además de Carlos Zelada, Diego Zúñiga y Sebastián Baeza, sus deseos de retirar su participación del directorio, porque el cargo que ostentaba le ocupaba tiempo y que no le reportaba mayores beneficios.
Según informa "El Mercurio", el abogado señala que a las citadas razones se suma que "lo más grave está dado por responsabilidad que como miembro de la junta debo afrontar ante una eventual quiebra de la institución, o en un proceso de revisión por parte de cualquier tipo de autoridad administrativa, pues son muchas las irregularidades existentes en la gestión administrativa de la corporación".
En esa línea Leiva reflexiona que "se han ocupado prácticas que desde mi punto de vista constituyen defraudaciones, por lo que el reproche no sólo es ético, sino que también penal".
Asimismo, critica que "se ha perdido la capacidad de asombro” y enumera algunas de las irregularidades como por ejemplo “nos parece normal que una sociedad en que participan 2 socios fundadores haya aumentado artificiosamente el monto de las rentas de arrendamiento, sin respetar las limitaciones de impuestas por la propia junta directiva".
El correo también señala irregularidades como por ejemplo que sociedades vinculadas a algunos fundadores facturaran servicios que jamás se hicieron, que haya sedes completamente quebradas y que sus directivos no acaten las órdenes y directrices emanadas de la sede central, así como también el mal manejo de las letras entregadas por los alumnos.
El correo concluye señalando que "son tantas las cosas anormales que en nuestra universidad parecen normales, que no podemos quejarnos del estado en que nos encontramos".
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