Provincia imperial, $hile, junio de 2013.
Por: Milan Mauricio Grušić Ibáñez
Cuando se me viene a la memoria mi niñez, no puedo dejar de pensar en mi amigo querido “Pin Pon”. Un amigo que me enseño a cantar, a jugar, a compartir, a imaginar y lograr soñar en un mundo ideal.
Años más, tuve la oportunidad de conocer al gran actor y artista nacional, Jorge Guerra. Un hombre encantador y cariñoso, casado con doña Jimena Oros, también rebosante de de fascinación y tan cariñosa como quien fue su compañero de vida, Jorge.
Al fallecimiento de Jorge, vi a muchos artistas y políticos “concertacionistas”, que brindaron su último adiós a quien, hasta hoy en día, permanece y permanecerá tatuado en la memoria colectiva del pueblo de Chile, por generaciones.
Muchos fuimos testigos del abandono y la despreocupación que se hizo presente al día siguiente del funeral. Ya los amigos estaban muy ocupados para dar una mano, otros no recordaban e incluso mas de alguno se hizo el tonto, tratando de zafarse de, seguramente, una incomoda posición.
Por tiempo se ha intentado hacer nacer, para el pueblo, el legado que marcó la infancia de muchos, en momentos de oscuridad y de la supuesta claridad que nunca llegó.
Somos capaces de juntarnos detrás de un candidato, detrás de una idea, detrás de un movimiento, incluso detrás de la rebeldía, pero no podemos aunar fuerzas para darle la mano a quien entregó tanto por los niños de Chile.
No merecemos políticos como Allende o la Gladys , no merecemos poetas y cantores como Pablo y la Viola , no merecemos un Matta o un Víctor Jara. Sí merecemos lo que tenemos, un imbécil sentado en la Moneda , la represión de cada día, y sobretodo merecemos pagar por lo que en otros lados es un derecho. Nunca merecimos a Jorge, pero lo tuvimos y no aprendimos nada…
Ni siquiera merecemos querer y ser queridos. Porque al final tu cariño será mal entendido y te apartarán.
Tengo ganas de gritar…!!! Tengo ganas de reventar en llanto, porque no los entiendo…
Cuando en el mundo, ya no puedes aspirar a un poco de afecto sincero y honesto, es porque la vida ya no tiene sentido y hay veces que es mejor encerrarse en nuestros propios pensamientos y tratar de pasar el poco tiempo que se nos entrega de existencia para vivir en soledad…
Cuando a una sociedad le robas su memoria, y atentas en contra de su inocencia, es un claro paso a la desintegración social. Y hoy somos “espectos” de como nuestro mundo, cada día más convulsionado, va perdiendo el sentido de su propia existencia.
Ya no es tiempo de arrepentimientos y lágrimas de cocodrilo, es tiempo de asumir nuestros errores y horrores. Es tiempo de apropiarse de nuestra verdadera realidad y entender que fuimos torpes por no darnos cuenta que tuvimos en nuestras manos la posibilidad de producir un cambio, pero lo dejamos pasar por egoísmos personales y lideres estólidos que no supieron servirnos y se dedicaron a ser servidos.
Escucharás, en el fin del mundo, que se acostumbra a decir una frase que lo explica todo: “El pago de Chile”. Frase que intenta exponer y denunciar, el desapego y el nulo reconocimiento a muchos hombres y mujeres que intentaron entregar, sin esperar retribución alguna, su talento, su juicio, su mente, su alma y espíritu al servicio de nuestra pachamama y mundo.
¿Qué tanto mal producía Jorge? ¿Cuál fue el pecado de Jorge? ¿Cuál fue el gran error de Jorge? Sin duda, la única pregunta que puedo dar respuesta es la última. Su error fue creer en los que decían ser su amigo y al final únicamente buscaban tres minutos de fama, su gran error fue pensar en sueños y no en la cochina realidad, su gran error fue confiar demasiado en personas que no valían la pena, su gran error fue pensar que en el mundo no todo es un negocio, ¡porque si lo es…! Un inmundo y sucio negocio que cuando no estás arriba, eres pisoteado, humillado y hecho desaparecer.
Así como muchos que hoy se encuentran en el pleno anonimato, Jorge pasa a encabezar la larga lista de personajes olvidados y sepultados.
Sé que son pocos los verdaderos amigos de Jorge, que sufren por éste cruel destino. Pero, les digo de corazón que a pesar de que mi tiempo con él fue corto y transitorio, yo lo consideré mi amigo. No quiero ponerme sobre ustedes, sino que me den la oportunidad de poder compartir la gran pena que hoy me aflige.
A su compa amada, sólo decirle que intenté, por todos los medios, de ayudar en algo para no perder la memoria histórica de “Pin Pon”.
Por mi parte, seguiré recordando sus canciones que aprendí en mi infancia y perpetuar los abrazos, de bienvenida y despedida, que recibí de él.
A las tías queridas del kindergarten y a las profesoras de los colegios de nuestro Chile, a ellas toca la bella labor de eternizar las hermosas canciones que “Pin Pon” nos enseñó, cuando éramos niños y aun teníamos fantasías y sueños.
Con todo el respeto y afecto que siento por aquellos desaparecidos en dictadura, me atrevo a decir que hoy un hermano se une a ustedes. Un hombre bueno, honesto y sencillo, que sufrió el exilio en dictadura; en plena democracia, fue de los tantos que padeció la detención de un sistema cruel e injusto y la desaparición por culpa de los poderosos.
La vida es corta para sentir compasión, dolor, angustia, caridad, amistad, cariño, afecto y amor por alguien. Hay cosas más importantes que vivir con buenos recuerdos. Las emociones y sentimientos son para aquellos que quieren vivir en nubes de algodón. La lógica indica que eres uno o cero, estas arriba o abajo, poderoso o servil, vivo o muerto, presente o desaparecido… La lógica expresa que si das la mano, te la morderán; si tienes sentimientos, te humillarán; si quieres a alguien, no te creerán…
Si la lógica lo es todo en un mundo de frialdad e individualismo. ¡¿Explícame por qué siento mi pecho vacío, mi rostro tibio y húmedo en este momento?! ¡¿Explícame por qué no puedo encontrar mi mundo?! ¡¿Explícame por qué me siento solo……..?! ¡Explícame!
Un triple abrazo fraterno a mi querido amigo Jorge Guerra Baeza, presente, ahora y siempre…
No hay comentarios:
Publicar un comentario