Era el primer debate
que reunía a los cuatro postulantes del Pacto Mueva Mayoría a La Moneda y por cierto no
estuvo exento de tropezones. En algunos momentos, poco valor tuvo la
preparación que los respectivos asesores entregaron a sus candidatos el fin de
semana, y algunas preguntas sorprendieron a los aspirantes a la presidencia sin
una minuta de respaldo.
El primero de esos
casos, cuando habían transcurrido exactos 45 minutos de iniciado el debate, se
desató con la pregunta que el periodista Daniel Matamala le hizo a Michelle Bachelet sobre lo
ocurrido el 27 F. La ex presidenta miró a la cámara y respondió con un tono
pausado y dramático “pensar en el 27 F me genera una profunda tristeza. Hicimos
todo lo humanamente posible”. La candidata continuó su argumentación
señalando “jamás dije que la
gente volviera a sus hogares. Si bien el SHOA descartó tsunami, yo decía que se
quedaran en lugares altos”. En ese momento el programa
transmitido por Canal 13 y CNN Chile marcaba uno de sus peaks de rating (21
puntos) y en Twitter se generaba la mayor cantidad de tuiteos (1.029 por
minuto).
“Chile me conoce,
nunca he tenido temor a pedir perdón. Ya habrá momento para pedir perdón. Hoy
la gente necesita justicia”, aseguró Bachelet al ser requerida sobre la
necesidad de pedir perdón a los familiares de las víctimas del maremoto. No
descartó disculparse, pero tampoco lo hizo, despertando inmediatas críticas en
as redes sociales.
En seguida vino el
primer encontrón entre los candidatos. Al independiente Andrés Velasco le preguntaron
por las críticas hechas en su contra por su oposición a la eliminación del
cobro de 7% de salud para los
jubilados y el aumento del post natal mientras fue
ministro de Hacienda. Luego de argumentar su postura, “eran medidas injustas”,
apuntó a Bachelet “en estos
casos las decisiones las toman los presidentes”. Mientras
desarrollaba esa idea mencionó a “la
vieja política”, mirando directamente a la abanderada
PS-PPD-PC-MAS-IC.
La respuesta vino de
inmediato cuando Bachelet hizo uso de su derecho a réplica. “Andrés mencionó la vieja política, y me miró. Yo
quiero decir que siempre he sido parte de la nueva forma de hacer política. Con
los años no hay nada que pueda hacer”. Fue la respuesta de la
ex directora de ONU Mujeres, sacando risas entre los presentes, excepto en
Velasco, quien rigidizó su rostro y no escaló la polémica.
Pasadas las 23
horas, el debate se centraba en las propuestas energéticas de los candidatos.
El radical José Antonio Gómez se
mostró contrario a las termoeléctricas y también a proyectos de energías
limpias, como Hidroaysén. Su apuesta fue por las matrices renovables. Pero el
problema vino cuando se le olvidó el nombre de una de ellas. “Hay tipos de energías no convencionales, y…emmm,
eeh, la energía que se produce en el norte”. Se refería a
la solar. Eso y su confusión cuando entre las soluciones planteó que conectando
el sistema interconectado del norte grande con el central (SING y SIC) se
podían ahorrar “hasta dos
millones de mega watts”. Era una exageración que luego corrigió, el ahorro sólo
sería de dos mil.
Tal vez el tropiezo
con más repercusiones fue el del demócrata cristiano Claudio Orrego. Luego de ser el
único que se planteara en contra del matrimonio homosexual, “el matrimonio es
entre un hombre y una mujer”, y contra el aborto, “soy un defensor del derecho
a vivir”, remató acusando de “intolerantes
a los que me dicen intolerante por pensar distinto”. Le
respondieron todos, afirmando que la verdadera intolerancia estaba en obligar a
una persona a hacer algo que no quería. Más terde, ya en el punto de prensa
posterior, Orrego defendió su derecho a pensar distinto y valoró el tono de
respeto con que se dio la discusión.
A pocos minutos de
terminar el “encendido” intercambio de ideas, Daniel Matamala volvió a
sorprender a Bachelet. Luego que la candidata afirmara estar a favor del
matrimonio igualitario, el periodista le recordó que en su anterior campaña, el
2005, había señalado “estar en contra del matrimonio homosexual”. La pregunta
la sorprendió, pero salió jugando “las
sociedades evolucionan, yo también”.
Palabras finales y
los candidatos debían dirigirse al país, en un mensaje que no superara el
minuto de extensión, con cronómetro incluido en la pantalla. Sin cortina
musical de fondo, los postulantes opositores a La Moneda debieron atravesar el
set y pararse en un podio especialmente instalado al costado derecho de la escenografía.
A todos se los vio incómodos en el cierre, e incluso, alguno comenzó su arenga
final con el clásico “amigas y amigos” con que Raúl Alcaino iniciaba su
estelar “Noche de Ronda”, en los ya lejanos años 90.
EL CÓCTEL
El debate había
finalizado, pero la transmisión especial de Canal 13 continúó, sacando al aire
las reacciones de los comandos de los candidatos. Una que llamó la atención fue
la ex socialista Carolina
Rossetti, que ahora acompaña a Gómez. En su intervención frente
a las cámaras indicó “sentirse feliz” con la intervención de su abanderado y
que “estaba segura que el radical ganaría la primaria”. Entre sus razones para
creer aquello, enumeró que los radicales habían “industrializado el país y
habían fundado empresas como Iansa”. Bastante risueña, Rossetti fue trending
topic en Twitter, donde se decía que la ex embajadora en Suiza estaba pasada de
copas y que había bebido demasiado champagne. “Rossetti, salú!”, fue el
comentario que más se repitió.
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