Científicos estadounidenses llamaron a la cooperación internacional para preservar los ecosistemas de los fondos marinos, cuyas riquezas minerales y pesqueras son codiciadas por la industria.
“Estos ecosistemas cubren más de la mitad de la Tierra y, tomando en cuenta su importancia para la salud de nuestro planeta, es imprescindible actuar para preservar su integridad”, explicó el domingo Lisa Levin, directora del Centro de Biodiversidad Marina y Conservación de la Scripps Institution of Oceanography, en San Diego (California, oeste de Estados Unidos).
“La industrialización que dominó el siglo XX en la tierra se convierte en una realidad en los grandes fondos marinos”, dijo durante una presentación en la conferencia anual de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia (AAAS, siglas en inglés), celebrada este fin de semana en Chicago (norte).
Con la duplicación de la población mundial en los últimos 50 años, la demanda de productos alimenticios, de energía y de materias primas procedentes del océano ha aumentado considerablemente.
“En la medida en que agotamos las reservas de peces a lo largo de las costas, la industria pesquera se está volviendo hacia las aguas profundas”, continuó la bióloga.
Más allá del agotamiento de los recursos pesqueros, los ecosistemas de los fondos marinos están amenazados por la explotación de minerales como el níquel, el cobalto, el manganeso o el cobre, señaló, destacando que la exploración de hidrocarburos se realiza comúnmente en fondos a más de mil metros de profundidad.
Cuadruplicar en 50 años la demanda de energía ya se ha traducido en el despliegue de 2.000 plataformas petroleras en alta mar.
Enormes avances en robótica
El sector minero explora las profundidades marinas en busca de minerales y tierras raras esenciales en la electrónica -teléfonos móviles o baterías para automóviles híbridos-.
Según la investigadora, “ya se venden concesiones en vastas áreas de grandes fondos oceánicos para extraer los recursos necesarios en nuestra avanzada economía”.
Ante esta situación, instó a “una cooperación internacional y la creación de una entidad capaz de establecer una gobernanza para la gestión de estos recursos”.
Para Cindy Lee Van Dover, directora del Laboratorio Marino de la Universidad de Duke (Carolina del Norte, sureste), “es imprescindible trabajar con la industria y los organismos de gobernanza para implementar regulaciones ambientales progresistas y apoyadas en la ciencia antes de que se emprendan estas actividades”.
“En cien años, queremos que se diga que hicimos lo correcto”, agregó.
“La explotación minera de los grandes fondos marinos no pertenece más a la ciencia-ficción, todos esos recursos mineros existen… y hemos hecho progresos significativos en la robótica que proporcionan un acceso sin precedentes” a ellos, señaló la científica.
“Cabría preguntarse si el valor de lo que se extrae es mayor que el daño al ecosistema”, dijo Linwood Pendleton, director del programa sobre políticas oceánicas y costeras de la Universidad de Duke.
Otras cuestiones pendientes, según el investigador, pasan por “cómo reparar los considerables daños ya causados por la pesca de arrastre, la contaminación y otras actividades”.
“Debemos responder a estas cuestiones científicas antes de que se inicien actividades industriales”, advirtió, señalando que los fondos marinos alojan una diversidad genética casi infinita, y representan por tanto una fuente potencial de nuevos materiales y medicamentos.
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