Es una de las víctimas de la “Operación Colombo”. Osvaldo Romo Mena, “el Guatón Romo” lo llevó a su casa en tres oportunidades para que viera a su familia y así presionarlo para que entregara información. Allí su madre, esposa y hermanos constataron las secuelas de la tortura.
Por Carlos Antonio Vergara
La Corte de Apelaciones de Santiago dictó sentencia de segunda instancia en la investigación por el secuestro calificado de Agustín Reyes González, ocurrido a partir del 27 de mayo de 1974, en la Región Metropolitana.
La sala -integrada por los ministros Jorge Dahm, Adelita Ravanales y Pilar Aguayo- confirmó el fallo del ex ministro Alejandro Solís que, el 7 octubre de 2011, condenó a los ex agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA): Manuel Contreras Sepúlveda, Miguel Krassnoff Martchenko, Marcelo Moren Brito yBasclay Zapata Reyes, a penas de 15 años de presidio, sin beneficios, como responsables del ilícito.
El caso de Reyes González es emblemático de la atrocidad con la cual actuaron los agentes de la Dirección Nacional de Inteligencia Nacional (Dina).
Reyes González, era jefe de la estructura oriente de ese partido político, llamada GPM3, “usaba los nombres políticos de “Aníbal” y “Gato”, fue detenido el 27 de mayo de 1974, en Irarrázabal con Macul, por seis agentes de la DINA, entre ellos Osvaldo Romo Mena, quien lo conocía por el trabajo poblacional que Reyes realizaba en Lo Hermida. Fue llevado a “Londres 38” y sometido a violentos interrogatorios, con aplicación de corriente eléctrica y golpes de pie y de puño.”, según el dictamen de Juez Alejandro Solís el año 2011.
“Fue conducido en tres oportunidades a su domicilio de calle Los Cerezos por sus aprehensores, el “Guatón Romo”, (Osvado Romo Mena), entre ellos, quien lo conocía cuando realizaba actividades políticas en el mismo sector en que Romo era dirigente de una Junta de Vecinos”, agrega el texto.
“El 30 de abril de 1974 – según texto de la acusación-, fueron detenidos la esposa de Agustín Reyes, Atenas Caballero Nadeau y su cuñado Juan Agustín Caballero Nadeau y conducidos a Londres 38, en los interrogatorios les preguntaban insistentemente por el paradero de Agustín Reyes. Además, Anselmo Radrigán Plaza, cuñado de Atenas y Juan Agustín fue detenido por la DINA y se desconoce su paradero”.
“Siete días después de su aprehensión Agustín Reyes fue llevado a su domicilio, se veía en muy mal estado físico, con heridas en las muñecas. Su hermana Mónica, quien se encontraba en la casa pidió que le permitieran bañarse y cambiarse ropa, lo que le fue permitido. El cuerpo de Agustín presentaba signos de aplicación de corriente eléctrica y su abdomen estaba negro. Tres días después lo volvieron a llevar y el 15 de junio de 1974 lo condujeron por última vez a su domicilio. Reyes habría permanecido en “Londres 38? hasta fines de junio de 1974 y después se pierde su rastro”.
Su esposa Atenas Marguerite Caballero Nadeau, residente en Francia declaró que después que fue detenida y conducida, con la vista vendada, junto a su hermano Juan Carlos a “Londres 38”; querían saber dónde estaba su marido y que su hermano fue torturado delante suyo.
En el texto judicial señala que el último día que lo llevaron a su casa en Ñuñoa y le permitieron bañarse; ella vio que su cuerpo mostraba marcas de haber sido torturado; con lesiones en las muñecas y órganos genitales.
Asimismo añade que “Agustín me confesó que el objeto era ejercer presión sicológica al traerlo a la casa de sus padres y verme a mí y a nuestro hijo de 9 meses. Osvaldo Romo amenazó a toda la familia si decía a cualquier persona que lo habían traído a la casa”.
La hermana de Agustín, Mónica Carlota Reyes González, señaló al juez Solís que “entró mi hermano con dos agentes de seguridad. (…) Subimos con el agente hasta el baño donde le preparé un baño de tina. La puerta del baño permaneció abierta. El agente se identificó como del Ejército. Al bañarlo me di cuenta de las heridas que tenía Agustín en su cuerpo, las quemaduras. Le pregunté si quería que le pusiera crema. El me dijo que había estado siete días colgado y no sabía que podía echarle en sus heridas.”
En la última oportunidad en que lo llevaron a la casa de sus padres “le pregunté a mi hermano por qué lo traían y me dijo que esa noche lo iban a llevar donde el mandamás del Servicio Inteligencia y por eso lo habían llevado a la casa, como una manera de quebrarlo anímicamente”.
El cinismo del Guatón Romo
Pasado un tiempo Carlota González, la madre Agustín Reyes González y la suegra de su hijo visitaron a Osvaldo Romo, quien aún vivía en la comuna de Peñalolén, en los alrededores de Avenida Los Molineros.
“Este, sorprendido, les dijo que él ya “había entregado a su hijo”, quien había estado como un mes detenido y ahora podía estar tanto en alta mar, como en Temuco, en una isla o en Puerto Montt.”
La madre de Agustín y su suegra no pudo descifrar entonces el significado de las palabras del torturador.
En la investigación declararon varios testigos de la permanencia de Agustín Reyes en “Londres 38”, “como el de Carlos Alberto Silva Valdebenito, detenido el 31 de marzo de 1974, Blanca Flor Troncoso Díaz, detenida a fines de mayo de 1974, Raimundo Elgueta Pino, detenido el 3 de mayo de 1974, Cristian van Yurick Altamirano, Osvaldo Andrés Zamorano Silva y Eliana Carolina Medina Vásquez.”
El nombre de Agustín Reyes González apareció en un listado publicado en el diario “O”Día” de Brasil de 59 chilenos que habrían fallecido en enfrentamientos con fuerzas policiales argentinas y que no fue otra cosa que una estrategia de inteligencia, la llamada “Operación Colombo”.
Blanca Flor Troncoso Díaz declaró que “inmediatamente después que Romo me detuvo, me hizo subir a la camioneta…Llegamos a Londres 38…me quitaron las joyas incluso el anillo de matrimonio. Había muchos detenidos en el lugar…Les preguntaban a ellos ¿La conocen? Luego de un rato, uno de ellos dijo que sí…Romo me sacó los lentes oscuros y, por unos segundos antes de que me vendaran, pude ver a un tipo rubio, buen mozo con la misma voz que en la noche me interrogó y que después reconocí, Krassnoff. Con él me carearon años después y declaré que sí, era el torturador…eran las 12 de la noche, yo escuchaba las campanas de la iglesia. Pedí que me llevaran al baño y entonces subieron primero al “Loro Matías”…Después de eso me subieron a mí.”, declaró.
“Quedo en espera un rato, como en antesala – continúa el relato-, y escucho quejidos y sonidos como de golpes secos…había momentos sin preguntas y yo escuchaba lamentaciones terribles y todo eso empezó a producirme un shock. Cuando estaba así, medio ida, llega Romo y me dice “Blanquita, es su turno”.
“Pasamos y empezaron las preguntas…Yo siempre decía no, no, por todos los que me nombraban. Me dijeron que me iban a desvestir y dije que lo haría sola. Al desvestirme me tiré la venda hacía arriba y pude darme cuenta de dónde venían los gemidos, vi una barra arriba y la persona que tenían colgando de ella. Yo entonces les dije: “Dios a ustedes los ha abandonado”, me dieron un culatazo en la cabeza. Fui a dar al escritorio…Y recuperé la conciencia, yo no sé a qué hora…estaba muy mal…en la silla en donde me sentaron, abajo, me iba, volvía a mi conciencia pero lo seguía oyendo porque llevaban a más gente arriba a la tortura, a fulano, fulano y luego “El loro Matías” de nuevo y el “Gato” (que era Agustín Reyes), se consigna en la condena de primera instancia.
Raimundo Belarmino Elgueta Pinto, manifestó a la justicia que permaneció detenido “Londres 38” y allí pudo ver a Agustín Reyes González. “estuve todo el tiempo de mi segunda estadía en Londres N° 38, percatándome que fue sometido a fuertes interrogatorios con tortura…cuando fui sacado del cuartel de la calle Londres Agustín Reyes y Álvaro Villagrán quedaron ahí, en muy malas condiciones. Durante todo el tiempo que estuve con ellos no dejaron un día de ser torturados”.
Elgueta aseguró en tribunales que Reyes González “se sentía físicamente destruido, producto de las torturas, sangraba de la boca…no soportaba más, tenía dificultades para caminar…además, tenía fiebre; en los interrogatorios le tiraban agua para que la corriente le surtiera más efecto destructivo…le pidió que avisara a sus familiares.”
Mónica Eugenia Tellería Rodríguez, detenida el 07 de junio de 1974 y llevada al recinto de “Londres 38”, donde permaneció por alrededor de 10 días, declaró que allí “escuchó nombrar a un detenido que le decían “Gato” y le parece que fue a él a quien cuidó cuando alguien le dijo que “hiciera lo que pudiera por él, al parecer había sido recientemente torturado porque estaba en un estado deplorable, en un brazo se le salían los huesos, estaba todo hinchado y sólo gemía de dolor… era una persona de sexo masculino y joven, tenía a esta persona tomada de la cabeza, exhaló, por lo que creo que murió y ahí me sacaron del lugar…deduzco que puede haberse tratado de Agustín Reyes”.
En el aspecto civil, además de ratificar la condena contra los integrantes de la Dina, la Corte de Apelaciones acogió la demanda de indemnización y perjuicios presentada por los familiares de la víctima en contra del fisco.
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