La violencia me tiene los huevos a reventar…
La desobediencia civil está referida a la ruptura política desarrollada principalmente por los movimientos en protección de los derechos civiles y políticos. Consiste en una fractura reflexiva de la legalidad vigente supliendo la norma infringida, por un gobierno o estado, por otra que es demandada como más afín con los intereses generales. Intereses que han de ser descritos a través de un procedimiento democrático.
(Wikipedia.
El hindú Mahatma Gandhi usó esta estrategia en la India, siendo ésta todavía una colonia del imperio británico, con el objetivo de lograr la independencia de forma no violenta. Gandhi llamó a boicotear al gobierno colonial inglés, mediante huelgas, movilizaciones y violando la autoridad impuesta, con el objetivo de mostrar que de manera pacífica obtendrían mejores resultados que con la violencia, en donde la superioridad de los ingleses aplastaba cualquier lucha armada.
Otra personalidad destacada en la práctica de la desobediencia civil fue Martin Luther King, líder del movimiento de los derechos civiles, quien predicaba la transgresión pública de las leyes racistas impuestas en su país, Estados Unidos, contra los afroamericanos.)
Estos métodos de lucha contra tiranías y dictaduras fueron utilizadas en muchos países que fueron victimas del absolutismo contemporáneo. Tácticas abaladas por países occidentales, denominados, democráticos.
La influencia del bipartidismo en el mundo moderno nos hizo pensar por décadas que nuestros países vivían en una plena democracia. Ir a votar y elegir a nuestros gobernantes. Una práctica apreciada por el mundo, llamado, libre. Pero, sin darnos cuenta nos fueron aprisionando bajo el yugo de la institucionalidad democrática, sobretodo en países que, en su historia, vivimos la dictadura en carne propia.
El fantasma de las satrapías, en nuestros países, nos hizo temer la ruptura de las institucionalidades democráticas, al punto de superponer la voluntad popular a la institución seudo democrática.
El bipartidismo fue una gran perdida de nuestro poder ciudadano, haciendo que sólo pudiésemos elegir entre blanco y negro, descartando de plano cualquier otra idea de gobierno que no fuese la ya establecida entre las derechas e izquierdas “formales” en nuestros países.
Ante los ya sabidos resultados electorales, y no importando quien fuese el ganador, los ciudadanos comenzaron un proceso de descrédito de las instituciones, mediante la abstención del voto. El pueblo ya era conciente de que, fuese un derechista o un izquierdista los ganadores electorales, sus políticas sólo se desempeñarían en la administración de un sistema impuesto por el Imperio, sin una mínima modificación a los sistemas económicos y sociales.
No transcurrió mucho tiempo, para que el ciudadano del mundo moderno y occidental tuviese conciencia de su poder perdido, y saliera a las calles a manifestarse, en justo derecho.
Obviamente los gobiernos, seudo democráticos, dieron la espalda a sus pueblo y reverenciaron las instituciones democráticas que habían dado estabilidad a nuestra civilización. Nuevamente los gobiernos se superponían por encima del pueblo. En un principio, para proteger el derecho divino de un rey o emperador; y, en la actualidad, para defender el derecho divino de una institución democrática.
La democracia es el mejor sistema de gobierno existente, sin lugar a duda. Dividiendo a los poderes de un estado en Legislativo, Ejecutivo, Judicial; y, dando el poder de elección de los candidatos, al pueblo soberano.. Ahora, la República también se impone como uno de los sistemas más estables con respecto a la democracia.
(Las democracias siempre han sido espectáculos de turbulencia y desacuerdos; siempre se han mostrado incompatibles con la seguridad personal, o los derechos de propiedad; y en lo general han sido de corta duración y violentas en sus muertes.
James Madison)
La elección de representantes asegura que el poder no estará sujeto a una sola persona, o Presidente, sino a un jefe de estado que estará subordinado al poder del pueblo, en este caso, sus representantes parlamentarios.
Lo trágico de estos dos sistemas es que ninguno esta dispuesto a entregar sus botines, y poder, al pueblo soberano. El control, a través del miedo a perder la democracia, nos hace ser sumisos ante nuestros gobernantes, dándoles el favor de que lo que están haciendo es lo mejor para nosotros.
Hoy en día, el ciudadano del mundo occidental no esta dispuesto a seguir alimentando el ego de nuestros gobernantes, y desea poner fin a este secuestro de las libertades individuales del ciudadano y contribuyente.
Masivas manifestaciones, multitudinarias en todo el mundo, están haciendo sentir el descontento ante nuestros gobiernos que han sido incapaces de proteger al pueblo de los abates de la economía, pero gobiernos que si están dispuesto a proteger, de sobremanera, a los grandes grupos empresariales, nacionales e internacionales. En resumida cuentas, mientras el señor poderoso esté bien, el país estará bien…
Hace pocos días, el Primer Ministro griego Papandréu, quiso llamar a plebiscito, con el fin de lavarse las manos en la decisión de aceptar el paquete de ayuda económica de Francia y Alemania, y pasar responsabilidades a su pueblo. La respuesta de la euro zona
fue brutal, por parte de los dos colosos países. Nicolas Sarkozy y Angela Merkel, emplazaron en Cannes a Yorgos Papandréu a cumplir sus compromisos europeos y levantar la incertidumbre creada sobre el euro, con su convocatoria de referéndum en Grecia. En proximidades de la inauguración oficial de la cumbre del G20, los mandatarios, francés y alemán, presionaron a su colega heleno con bloquear de una entrega convenida de 8.000 millones de euros que conduciría a su país a la quiebra y a la salida, de hecho, de la moneda única.
Claramente, los supuestos demócratas están despojándose de sus caretas, con el fin de mostrar sus verdaderas intenciones de poder. A quién carajo le importa lo que el pueblo griego, soberano, pretenda opinar de la economía del país europeo. Lo importante es satisfacer las necesidades de los poderosos.
¿Algún día veremos a un ejército de embargadores, galo-germánico, requisando el Partenón?
Ante toda esta violencia económica y política, el simple ciudadano actúa por instinto, juntándose con sus iguales, dialogando en las calle, expresando su molestia, y organizándose para hacer sentir su enojo.
Los pobres, los que no tienen que comer, los que siempre han sido marginados, ellos… Ellos no necesitan justificar su indignación. Por generaciones han nacido indignados de no contar con una salud digna, una educación que los haga salir de su círculo de pobreza, una vivienda plausible, y un trabajo con derecho a la sindicalización.
Estos individuos, muchas veces llamados marginales, no tienen apego a lo publico o privado, sólo ven la oportunidad de obtener lo que necesitan de la manera mas fácil; o, descargar su rabia con todo aquellos que lo ofende. Esto hoy lo vemos en Chile, ya que cada día que pasa, la violencia callejera se hace sentir, no sólo por los llamados grupos marginales, sino también por grupos ciudadanos que han tenido mejor suerte de poder contar con más recursos económicos para su subsistencia.
Si vemos el ejemplo chileno, nos daremos cuenta de un fenómeno creciente. Al tomar la distribución del ingreso por “deciles”, nos daremos cuenta que los seis primeros deciles mas pobres están en un circulo imposible de poder abandonar, dejando a los tres penúltimos deciles en una posición de riesgo permanente, y sólo el último decil es el que se lleva la mayor parte del Producto Interno Bruto (PIB).
La negativa, de los supuestos estados democráticos, a no hacer cambios a los sistemas económicos y a la administración de la cosa pública, nos esta llevando a una verdadera bomba de tiempo dispuesta a explosionar en la cara de nuestros mandatarios y exponer la verdad de un sistema que desde principio de los 90 se encuentra vulnerable.
Si hoy las democracias del mundo hicieran su trabajo, y entendieran que la economía debe de estar bajo la tutela de un poder político, y no privado, no nos veríamos en un caos bursátil en el que los únicos ganadores son los especuladores y los grandes poderes económicos que, en la historia del mundo, nunca han perdido.
Los gobiernos saben que corren peligro y están utilizando todos los medios, apoyados por los economistas, para controlar a las masas. No sólo utilizando medio de prensa y publicidad, sino que también esgrimiendo la violencia de estado, legitimada por la protección de la mal llamada Institución de la Democracia.
Vemos constantemente como los gobiernos hacen salir a las callen miles de policías antidisturbios, negando de primera mano el derecho fundamental del individuo a juntarse, ocupar las calles y lugares públicos, a gritar por los derechos perdidos, o sencillamente a manifestarse.
Por semanas, en Chile, las primeras manifestaciones se realizaron en un marco de paz y respeto a la institución democrática, pero, a la primera negativa de parte del gobierno a dar permiso para marchar por “las grandes alamedas” de Santiago, se observo una indignación del individuo y una violencia creciente de las fuerzas policiales, que ha llevado a un constante combate semanal, por dominar las calles de la capital del fin del mundo.
Cada centímetro, cada metro, cada cuadra ganada, esta siendo un pequeño triunfo para el pueblo que hoy reclama por lo justo. No obstante, las policías ejercen su poder con total impunidad, amparados por un gobierno fascista.
La función de Carabineros de Chile (Cara de vineros de Chicle o Pacos), es resguardar el orden público y la seguridad de la ciudadanía. Pero no esta dentro de sus funciones el obedecer al poder político con el fin de vulnerar los derechos constitucionales del pueblo, sino para hacer cumplir la ley y la constitución. La regulación de este “derecho” es abiertamente inconstitucional mediante el Decreto Supremo Nº 1086 del año 1983, en tiempos de la dictadura de Pinochet, que vulnera al mismo derecho, asegurado tanto por nuestro ordenamiento como por tratados internacionales ratificados por Chile.
Mujeres, niños, adolescentes, y trabajadores están imposibilitados, no sólo de manifestarse, sino que además de caminar por las callen de Santiago, o en cualquier otra capital de regiones. El abuso policial, abalado por el gobierno fascista de Piñera, ha causado numerosas victimas, detenciones ilegales, golpes y ultrajes a la dignidad de seres humanos libres, y contribuyentes obligados por un estado represor.
Se impuso la violencia de estado, no vista desde tiempos de la dictadura, donde un ciudadano tiene que dar explicaciones a un funcionario del estado de lo que hace con sus derechos. Pero, ¿qué no son ellos los obligados a darnos una explicación?
La rabia acumulada, en tiempos de la dictadura, y el actual estado de violencia, me hace sentir un momento de indiferencia total al saber de un carabinero herido en manifestaciones, es más, hasta ciento una fase de alegría y dicha de saber que a ese tipo de seres, que no son humanos, reciben su merecido.
Cuando un gobierno criminaliza a los ciudadanos manifestantes, y los políticos no hacen su trabajo, la respuesta es clara… ¡Rebelión contra el abuso de las tiranías!
Hay un niño muerto por la violencia de estado en Chile. ¿Quién podría sentir pena si uno de estos días un paco muere a causa de un tiro en los huevos? Yo no…!!!
¡Salud y anarquía, y un porrito cada día…!
Texto: Milan Mauricio Grušić Ibáñez
PRENSA GRÁFICA CALLEJERA
Francisca E.
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