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Mientras estamos a la espera que el Presidente Piñera promulgue el Convenio con la Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales en su acta 1991 (UPOV 91), que impedirá a los campesinos guardar la semilla y extenderá el tiempo de vigencia de los derechos y garantías de las transnacionales que vendan semillas híbridas y transgénicas en el país, en ocho ciudades del territorio nacional. El sabado por la mañana hubieron movilizaciones en defensa de nuestra soberanía alimentaria -y para decirle NO a los transgénicos- en el marco del Movimiento Mundial Contra Monsanto, el pasado 25 de mayo.
La protección a la que se refiere el Convenio UPOV 91 es el pago de una suerte de patente, el llamado “derecho de obtentor”, por la compra de semilla campesina registrada por las transnacionales semilleras luego de ser manipulada genéticamente. La iniciativa resistida por todas las organizaciones campesinas con base social.
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Según el ingeniero agrónomo y Vocero de Agua y Agricultura Programa Presidencial de Marcel Claude, Rodrigo Mundaca, “la promulgación de la ley UPOV91 privatizará las semillas nativas, afectando los intereses de los verdaderos obtentores, me refiero particularmente a los pequeños campesinos y comunidades indígenas del país. Estos deberán comprar semillas todos los años, ya que no podrán guardarlas o multiplicarlas sin antes haber pagado la patente respectiva”.
Mundaca precisa que Chile reproduce semillas modificadas genéticamente desde la década de los ’90, las que luego exporta. “Sin embargo, las intenciones de permitir la entrada a gran escala de alimentos modificados genéticamente tiene larga data. El ex ministro de agricultura del gobierno de Bachelet, Alvaro Rojas, recibió en Chile -el año 2007- al vicepresidente corporativo de Monsanto para implementar un proyecto en la zona central del país de unas 25 mil hectáreas de soya transgénica, y además, con aportes de Indap, ‘favorecer’ este emprendimiento con la participación de los pequeños agricultores. Obviamente, Rojas no considero las evidencias científicas sobre contaminación cruzada de las especies nativas, a propósito de la liberación al ambiente de polen modificado genéticamente, o del principio precautorio que prevalece en Europa, ya que los efectos en la salud de las personas debido al consumo de alimentos transgénicos es de amplio y vigente debate”.
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“Frei, Espina, Coloma, Allamand y Flores son los parlamentarios que desde el Congreso han patrocinado la iniciativa de validar el consumo de alimentos transgénicos en nuestro país, a partir del principio de EQUIVALENCIA SUBSTANCIAL, es decir, un alimento transgénico es igual a uno orgánico o convencional. Así, el tema transgénicos ha estado hace mucho tiempo en la discusión y partidarios furibundos de este tipo de alimentos se encuentran en todo el espectro del país. ¡Ah!, un dato, Frei hace poco se arrepintió de haber apoyado los transgénicos”, precisa Rodrigo Mundaca.
¿Y dónde se acoplaría la Ley UPOV 91 con los transgénicos?
Al privatizar las semillas el país se transforma en el paraíso para empresas como Monsanto, la empresa más importante en transgenia a nivel mundial, y a la que el actual gobierno le hará concesiones en materia de patentes vegetales, permitiendo de esta forma que entre de “contrabando” sus semillas genéticamente modificadas.
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Flacoo.-
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