Los glaciales tienen millones de años y producto de los deshielos podrían desaparecer en un futuro cercano. Groenlandia, Argentina, Chile y Nueva Zelanda son algunos de los lugares que tienen la suerte de contar con estas moles blancas entre sus paisajes.
El senador Guido Girardi denuncia que “la Patagonia tiene una de las reservas de agua puras más grandes del planeta, pero sus derechos de agua son, en un 90%, propiedad de Endesa, por lo que están expuestos a graves riesgos de retroceso y derretimiento”. Su solución para evitar el “retroceso y derretimiento” es “dar urgencia al proyecto sobre Protección de Glaciares”. Una ley impediría que los glaciares se derritan y retrocedan, porque las leyes hacen magia.
No es falso que los glaciares pierden volumen. El glaciar Echaurren, uno de los macizos más estudiados del país y que abastece la cuenca del Maipo en la Región Metropolitana, ha mostrado una fuerte reducción de su volumen debido a fenómenos como El Niño.
Se han realizado foros para predecir los efectos de la corriente del Niño pero hasta ahora nadie ha sido capaz de predecir la corriente en sí; no se sabe cuándo viene ni cuánto durará. El NOAA desarrolló un sistema de boyas conectadas a satélites que pueden corroborar la presencia del Niño, pero no es capaz de predecir cuándo se hará presente.
Aunque estemos al tanto de los efectos negativos del Niño en los glaciares como el Echaurren, éste sigue siendo un fenómeno impredecible. Entonces tampoco se puede predecir si los glaciares aumentaran o disminuirán su volumen en el futuro, sólo se pueden monitorear.
Si pudiésemos predecir la corriente de El Niño sería más fácil hablar de “derretimiento” en el futuro. Al igual que con las temperaturas, los científicos siguen prediciendo el derretimiento de los glaciares, como si estuvieran capacitados para hacerlo, y los medios se prestan para su juego de terror.
Greenpeace – al igual que el senador Girardi- asegura que el deshielo causará problemas de abastecimiento del agua potable para la tercera parte de la población mundial, que depende de los ríos que nacen de los glaciares del Himalaya. Haciendo eco de la denuncia, la BBC Mundo alertó el año 2005, que “Los glaciares del Himalaya se derriten a un ritmo que podría generar escasez de agua para cientos de millones de personas en el mundo”. El diario El Mundo de España confirmó después que, “Las fotografías no dejan lugar a dudas: los grandes glaciares del Himalaya se están derritiendo aceleradamente”. “Todos los informes coinciden” añadió el sitio ecologista reserva.com, “los glaciares en el Himalaya están retrocediendo más rápido de lo esperado y, si el ritmo actual continúa, podrían desaparecer para el año 2035”.
Fue el propio diario El Mundo quien reconoció en enero del 2010 que, “no existen pruebas científicas suficientes sobre el rápido derretimiento de los glaciares del Himalaya, como fue pronosticado en el Cuarto Informe de Evaluación publicado en 2007” de la IPCC. Ese informe le valió al organismo el Premio Nobel de la Paz y produjo titulares dignos de una invasión extraterrestre.
El climatólogo Patrick Michaels exclamó en octubre del 2009, “el hielo Antártico registró el menor derretimiento jamás medido ¿dónde están los titulares?, ¿dónde están las cámaras de TV?, ¿hay alguien ahí?”. Michaels se refería a un artículo de la edición No. 24 de Geophysical Research Letters, en el que el científico Marc Tedesco escribió que “El deshielo del Antártico llegó a un mínimo de 30 años durante el verano austral 2008-09”. El monitoreo satelital comenzó en 1980.
Basado en este dato, Patrick Michaels concluye que “el derretimiento de verano en la Antártida parece estar disminuyendo, no aumentando”, y sin necesidad de una ley.
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