Diversos asistentes a la marcha estudiantil convocada en Concepción este 24 de Abril denuncian haber sorprendido en plena acción a un funcionario de carabineros infiltrado en la marcha, el cual participó en una golpiza a un estudiante y facilito su posterior detención en la Universidad de Concepción.
Según testigos algunos estudiantes secundarios habrían sorprendido al infiltrado, increpándolo y enfrentándolo. En el mismo momento personal de carabineros habría ido a auxiliar al supuesto “sapo”, llevándose la peor parte uno de los jóvenes que participaban de la denuncia, el cual fue golpeado por carabineros y también por el sujeto identificado como infiltrado. Después de estos sucesos, carabineros simuló detener también al sujeto sospechoso, para así protegerlo, de esta forma evidenciaron la complicidad entre el personal de fuerzas especiales y el sujeto. (ver secuencia de fotos)
Aunque no existe aún un dictamen que esclarezca el hecho, producto de que sucedió recientemente, las recurrentes denuncias de este tipo de operaciones prueban de sobra que lo denunciado es una práctica habitual de las fuerzas policiales. Podemos recordar el emblemático caso del “sapo” encontrado hace poco tiempo en la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (el ex-pedagógico) el cual había simulado participar de una protesta quemando una bandera chilena, pero siendo descubierto por estudiantes. Un caso local fue el ocurrido en 2011 cuando fue descubierto que el ciudadano Juan Carlos Lyner, supuesto fotógrafo de protestas en Concepción participaba activamente con carabineros suministrándoles información y fotografías en plena marcha. De hecho Juan Carlos Lyner participó colaborando en la detención de periodistas independientes en Concepción, razón por la cual fue finalmente detectado (ver vídeo al final de la nota con evidencia de que Lyner era un sapo de las fuerzas del orden).
Frente al actual contexto de masificación y crecimiento de los métodos de protesta social, es normal que las fuerzas represivas aumenten sus estrategias de control y vigilancia, optando por la infiltración y la intimidación cada vez más sofisticadas. Todo con la complicidad de quienes dominan el poder del estado: la clase política y la burguesía. Ambos aliados que buscan que la conflictividad social y los movimientos sociales sean objeto de criminalización. Todo para así defender sus intereses amenazados por los nuevos ciclos de protesta que se aproximan.
A estar más atentos, no todo el que marcha contigo en la calle es tu compañero/a, ni quienes tienen una cámara son periodistas profesionales o “ciudadanos”. El enemigo siempre puede estar más cerca de lo que uno cree. Si ellos mejoran sus tácticas y personal de vigilancia, nosotros también debemos protegernos más y actuar colectivamente para frenar estas tácticas del estado policial.
A estar más atentos, no todo el que marcha contigo en la calle es tu compañero/a, ni quienes tienen una cámara son periodistas profesionales o “ciudadanos”. El enemigo siempre puede estar más cerca de lo que uno cree. Si ellos mejoran sus tácticas y personal de vigilancia, nosotros también debemos protegernos más y actuar colectivamente para frenar estas tácticas del estado policial.
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