Nunca en la historia se había vendido un terreno tan caro como el de la familia Matte Capdevila en La Dehesa. Enaco y la constructora Moller y Pérez-Cotapos pagaron US$96,8 millones (2,2 millones de UF) por un paño de 42 hectáreas planas, el más grande que queda sin construir en el sector oriente de Santiago.
La operación realizada por una de las tres ramas de la tercera fortuna más grande de Chile –avaluada en US$10.400 millones y en la posición 77 a nivel mundial, según el último ranking de la revista Forbes- no pagó impuestos.
Los tres hijos de Eliodoro Matte Larraín -Eliodoro, 31; Jorge, 29, y Pilar Matte Capdevila, de 24- vendieron el terreno como personas naturales, según se informó a El Mostrador en la oficina donde manejan sus inversiones familiares (Porto Seguro).
“La ley de renta, en su artículo 17, número 8, letra b, establece que las ventas de bienes raíces hechas por personas naturales no dedicadas al negocio inmobiliario están exentas de tributos”, explica un abogado experto en la materia.
El terreno que estaba en manos del patriarca del clan, Eliodoro Matte Larraín, como persona natural, fue vendido a sus hijos, quienes, a su vez, lo vendieron a las inmobiliarias en la misma calidad. “Es la forma más usada para entregar una herencia en vida sin pagar el impuesto a la herencia”, sostiene un abogado tributario.
Sólo exige un requisito: que cualquier traspaso anterior haya sido efectuado más de un año antes. Y así ocurrió en este caso: el terreno que estaba en manos del patriarca del clan, Eliodoro Matte Larraín, como persona natural, fue vendido a sus hijos, quienes, a su vez, lo vendieron a las inmobiliarias en la misma calidad. “Es la forma más usada para entregar una herencia en vida sin pagar el impuesto a la herencia que llega al 25% cuando son parientes directos y al 40% si es lejano o no existe relación sanguínea”, sostiene el abogado tributario.
Dice que él prefiere para sus clientes que los bienes raíces no sean parte de sociedades, porque éstas pagan el impuesto de primera categoría que, en la actualidad, asciende a 18,5%.
Lo que sí es requisito es que los compradores que son personas naturales puedan acreditar que tenían los recursos para pagar el terreno o bien raíz –exigencia que, por cierto, cumplen los Matte Capdevila- para no caer bajo la figura de donación encubierta, la cual es sancionada y perseguida por el Servicio de Impuestos Internos.
Como cualquier propiedad –explica el profesional- los terrenos pagan contribuciones, las que suben al doble cuando son sitios eriazos como el paño vendido el 4 de enero pasado por el que hubo tres consorcios interesados.
EL PROYECTO Y LOS SOCIOS
Por sus grandes dimensiones este proyecto cambiará el rostro de un tradicional sector de La Dehesa. Se levantarán 390 casas y 88 edificios de cuatro pisos, por lo que un cálculo conservador permite estimar que llegarán a vivir 1.800 familias. Existe preocupación entre los vecinos, ya que la avenida La Dehesa, a la que tiene salida el terreno, será inundada de autos.
Los nuevos dueños del terreno son de amplio espectro. Entre los socios de Enaco se cuentan Reinaldo Solari, Sergio Cardone Solari, el fallecido Ernesto Ayala Oliva, su hijo Enrique Ayala Marfil y Patricio Muñoz. Mientras, la constructora Moller y Pérez Cotapos es controlada por un fondo del Citibank y los ex ejecutivos de Enersis, Ramón Yávar y Fernando Frías.
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