Hace seis años los llamó “chupasangres” y la UDI lo acusó de minar las instituciones. Ahora se erige como el personero influyente en Bachelet, quien da garantías de estabilidad al mundo empresarial y es el dique de contención frente a los bárbaros que piden asamblea constituyente por las buenas o por las malas.
Lo acusaron de ser parte del pasado, de pertenecer a la era de la Unidad Popular y Juan Antonio Coloma, entonces presidente de la UDI, afirmó: “El presidente del Partido Socialista hace rato que está tratando de minar las instituciones”. En 2012 el mismo Escalona concurrió como invitado a la Enade, el encuentro empresarial más importante del año, y se convirtió en el orador estrella. “El camino de las reformas en Chile es institucional”, dijo el entonces presidente del Senado hablando de un futuro gobierno de la Concertación con sus cambios y su agenda centrada en la desigualdad. Esa frase encerraba un concepto clave para los hombres y mujeres de negocios que anhelan el orden y que el mundo se mueva bajo parámetros conocidos. Tal como ocurrió con los cuatro gobiernos concertacionistas.
Escalona, quien fuera el amigo incómodo de Michelle Bachelet que optó por automarginarse de su campaña anterior para evitar impregnarle un olor a izquierda, ahora es el hombre que otorga garantías al empresariado. Un analista político observa que en el mundo de los negocios existe un temor muy grande “a la izquierdización de Bachelet y a la fuerza de los movimientos sociales”. A estas alturas, la candidata que no va acompañada por la DC ni los independientes ha anunciado reforma tributaria profunda, fin al lucro y educación gratuita, y reforma constitucional. Asimismo el escenario de cambios se abre a otros frentes sensibles para el modelo como las Isapres y las AFP. Bachelet anunció que incluirá en su programa la creación de una administradora estatal, algo que rompe con el ADN del sistema de pensiones.
Temas que asustan a los gremios, por cierto, y que se ven agravados porque todo lo que está ocurriendo, según su percepción, es muy permeable al peso de la calle. “Ellos miran con simpatía a Camilo Escalona, porque es muy influyente en Bachelet y defiende una estabilidad del modelo. Camilo les garantiza orden”, continúa el analista. Está en contra de una Asamblea Constituyente, a la que considera inviable, ajena a la realidad chilena y equivalente a fumar opio, a colocarse en un escenario ficticio de una crisis institucional que no existe.
El aprecio por Escalona dicen que va desde el entorno de los Matte, una familia conservadora que a la hora de hacer aportes económicos se cuadra solamente con la Alianza, a los Luksic, marcada por el pragmatismo del fallecido patriarca que declaraba: “Yo estoy con el gobierno (de turno)” y que colabora con candidatos concertacionistas y derechistas. Andrónico hijo y Escalona se conocen; fueron presentados hace años por Máximo Pacheco Matte cuando vivía en Chile y se encargó de tender redes entre el entonces candidato Ricardo Lagos y los empresarios. El alto ejecutivo de International Paper, que hoy reside en Bruselas, es muy amigo de Luksic; juntos escalaron varias cumbres y veranearon en Hornitos, y del senador socialista que iba a comer a su casa y se perdía según Pacheco porque no conocía el barrio de Lo Curro.
Cuando Luksic compró Canal 13 y debió llenar las vacantes en el directorio puso sus ojos enAlberto Arenas, hombre del escalonismo, que había sido un aplicado director de Presupuestos y que recientemente renunció a la mesa de la estación tras asumir como el hombre clave del área programática del comando bacheletista y suena para ministro de Hacienda en un futuro gobierno.
El nuevo presidente de la Sofofa, Hermann von Mühlenbrock, y un grupo de amigos, entre ellos, empresarios y políticos, se reunió con Escalona de manera informal en 2011. “Nos juntamos a comer con él y nos causó una gratísima impresión. Es un tremendo senador, coloca los intereses del país por sobre la contingencia, tiene visión de Estado. Su mirada está por encima de las trincheras políticas. Incluso bromeamos con el tema de los chupasangres”, afirma desde Lima, a donde viajó por negocios. El dirigente gremial, elegido en abril, que se niega a revelar quiénes fueron sus contertulios, apunta a los riesgos de una Asamblea Constituyente. “Estar cambiando la Constitución no va en la dirección correcta en un país donde las instituciones funcionan, que es el gran activo que tenemos”.
Jorge Errázuriz, socio fundador del banco de inversión Celfin, es un entusiasta defensor del parlamentario. “Camilo Escalona es un gran senador republicano”, tuiteó a raíz de los cuestionamientos de Escalona a las primarias parlamentarias convencionales en la Región de Los Lagos en el programa Estado Nacional de TVN.
El panelista de Vía Pública y uno de los empresarios más liberales valórica y económicamente del país destaca que “hay un ambiente de creciente polarización, Michelle Bachelet está por acoger una posición bastante extrema y creo que es muy importante que haya un senador que valora el sistema institucional y esté dispuesto a buscar acuerdos”. Le sorprende que la discusión haya vuelto —dice— a argumentos de fines de los 60, a pensar que el Estado debe hacerse cargo de todo. “Me da la impresión que Escalona no se rige por la voz de la calle, sino por sus propias convicciones”.
Un abogado de grandes empresas destaca que los hombres de negocios encuentran al senador socialista bastante odioso en público, pero una persona responsable y seria. “Ha sido una influencia positiva en lograr acuerdos y en que las cosas no se desmadren. Sería una lástima que no se reeligiera”.
Mientras, un ex dirigente gremial afirma que más allá de las diferencias ideológicas reales que los separan Escalona es un hombre confiable, “que antepone la importancia de la instituciones permanentes a la contingencia y se da cuenta de los riesgos de llevar las discusiones al límite y, por lo tanto, está dispuesto a ceder para lograr acuerdos”. En la columna que Escalona escribió ayer, en medio de la tormenta del PS por su cupo al Senado, destaca un pensamiento que interpreta al empresariado: “Muchos piensan que el mejor camino para derrotar la desigualdad es una crisis política lo suficientemente profunda para provocar una inestabilidad institucional que genere una Asamblea Constituyente”.
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